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Critica a «Black Panther» (2018) de Ryan Coogler

Después de los eventos que tuvieron lugar en “Captain America: Civil War” (2016, Russo Brothers), T'Challa regresa a casa para tomar su lugar en el trono de Wakanda, una nación africana tecnológicamente avanzada y opulenta. Pero cuando vuelve a surgir un viejo enemigo, el coraje de T'Challa se pone a prueba, como gobernante y como Black Panther. Se ve envuelto en un conflicto que amenaza no solo el destino de Wakanda, sino el de todo el mundo.

Black Panther, es un superhéroe poco conocido que se vuelve importante en la coyuntura del contexto de Hollywood, presentando un gran presupuesto y un grupo de actores que simboliza el Black pantherfuturo de la industria, pero en especial, surge como una respuesta de Marvel hacia aquellos críticos que socavan la credibilidad de la industria cinematográfica estadounidense con su visión de un cine masculino blanco. El 2017 y la temporada  inicial del 2018 (con los Oscar), ha ofrecido material para alterar los hábitos, costumbres y mentalidades. "Wonder Woman" (2016, Patty Jenkins), sucedánea del primer Capitán América, se ha convertido en abanderada del feminismo moderno. Lo mismo aplica para la comunidad afroamericana, que al menos permitirá que una película de terror compita en los Oscar con “Get Out”, un gesto simbólico que no refleja la realidad cualitativa de la película.

Por lo tanto, "Black Panther" tiene una misión, y es la de imponer una visión alternativa de la comunidad negra que la caricatura ofrecida por la cultura urbana estadounidense, descrita por el propio Ryan Coogler, como una realidad social, una forma de degeneración social que tiene olvido en la cultura y la nobleza de un pueblo. La primera película de superhéroes del año 2018 es por lo tanto política, y su discurso no tiene nada que ver con los pequeños conflictos de Shakespeare de un Thor, o las amenazas eternas contra la tierra que puede representar el villano Ultron, el cual tuvo absolutamente ningún interés. Y qué decir del tirón disciplinario del adolescente Spider-Man y sus múltiples enemigos que, una vez más, no simbolizan nada muy profundo en la pantalla. El cineasta Ryan Coogler (Creed, Fruitvale Station) conoce su enfoque: dejar que los personajes negros hablen con otra visión de la comunidad, mientras infligen una lección para los blancos que se sienten un poco poderosos. Aquí veremos muchos egos heridos.

Con un escenario inteligente que está adornado con la lucha por los derechos civiles, tal vez para hacer resonar un discurso de odio y venganza, Coogler revive aquella mística batalla, pero dentro de un entorno de superhéroes. El joven rey T'Challa (impecable Chadwick Boseman, con carisma y un supuesto acento africano) se convierte en la síntesis de un conflicto entre Martin Luther King y Malcom X. El gran malo de la película no sería su conformismo, sería su rechazo a la evolución y la adaptación a los tiempos modernos. Este desea que Wakanda, su nación oculta detrás de la fachada de un país en desarrollo, quiere que se quede dentro de sus costumbres milenarias. Teniendo la capacidad de convertirse en una superpotencia, de fuerza increíble y riqueza infinita, este escoge mantenerse alejado de los conflictos que existen en la tierra y así, proteger a su pueblo. Frente a él, la apariencia del imponente de Erik Killmonger (Michael B. Jordan) que se destaca en las ambigüedades del primero: un villano real y poderoso que empuja a el despertar de la conciencia de T'Challa, y lo obligará a erradicar su conformidad suicida con África. Mientras uno quiere responder a las desigualdades raciales, a las afrentas hechas a los negros por su silencio y neutralidad, el otro quiere aplastar la tierra con su ira e imponer la supremacía negra en el globo. Un debate que ya dividió a la comunidad negra en los Estados Unidos en los años 50 y 60. En un compromiso y un pensamiento equilibrado, Ryan Coogler trae una respuesta con mucha acción, pero de alguna forma reflexiva.

En muchos casos, la acción es lo que hace que una película de superhéroe sea buena o mala. La costumbre de la mayoría de los espectadores podría quebrarse al ver que, aunque los supuestos protagonistas son hombres, las verdaderas heroínas y luchadoras resultan ser las mujeres, incluyendo las batallas de tecnología. Los personajes masculinos de alguna forma, dependen de la astucia y fuerza femenina para lograr sus propósitos. A medida que se logra el ajuste de colores, apreciamos a los personajes por lo que son, figuras relevantes de ficción cuya contribución cultural es obvia. Los personajes son nobles, bondadosos, pero de complexión fuerte. La  presencia de Danai Gurira y Lupita N’Yongo enterraría todas las Amazonas bajo siete pies de tierra caliente. Y es que el balance entre belleza, femineidad y fuerza se equilibra de una manera armónica que nos hace olvidar, por muchos momentos, quién es el verdadero protagonista aquí.

La monumental presencia de Michael B. Jordan (Creed, Fruitvale Station) nos hace pensar si en dado caso hubiera hecho mejor Black Panther que su protagonista, y no dudo que fuere así, ya que su personaje no solo es un buen villano con suficiente motivos, es un personaje que evoluciona rápidamente y crea cierta empatía en el público.

Lejos de parecerse a una película común de superhéroes, "Black Panther" se centra en cuestiones políticas y humanas, de un país, de una nación, un color, un hijo. Esta entremezcla es parte importante en la narrativa de Coogler. Aunque pecando de seguir la fórmula de Joseph Campbell y su periplo del héroe, así como la formula Marvel para primera películas (Iron Man bueno Vs Iron Man Malo, Semi Dios bueno vs Semi Dios Malo, etc etc) sumándole situaciones predecibles, la película al final es un resultado entretenido y necesario. "Black Panther" representa una película inclusiva dentro de un universo donde la balanza se estaba inclinando para un solo lado. El fantástico uso de los colores, vestuarios, sonidos y música hacen que los puntos negativos mencionados, sean felizmente puestos en un segundo plano, mas no obviados.

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.