Después del fatal asesinato de su prometida, Mitch Rapp (Dylan O'Brien) busca venganza. En la CIA, es educado por el notorio veterano de guerra Stan Hurley (Michael Keaton) como agente de élite. Los dos obtienen su primera tarea: Tienen que comprobar los antecedentes de una serie de ataques aparentemente arbitrarios tanto contra objetivos militares como civiles. Pronto descubren que todos los asesinatos tienen paralelos. Junto con una unidad secreta especial, se embarcan en una misión muy crítica: Es necesario detener al ex agente Ghost (Taylor Kitsch) que está detrás de una conspiración a gran escala. Pero este último no tiene intención de dejar ir sus planes aun sabiendo que es perseguido. Allí comienza una despiadada cacería.
¿Debería Hollywood tratar temas de terrorismo en el contexto de películas de entretenimiento? Anteriormente, el tema de la conciencia de terrorismo era una premisa para una película de acción de Hollywood, en su mayoría con enfoque ruso o del Medio Oriente, algo que se volvió mas escabroso luego del 11 de septiembre del 2001. Mientras tanto, los ataques terroristas son parte triste de la vida cotidiana y crean una paranoia poblacional. Pero, esta cuestión fundamental que planteo no creemos que sea la guía del director Michael Cuesta, que antes de dirigir "American Assassin", el neoyorquino de 54 años ya había mostrado las consecuencias de lucha contra el terrorismo en la serie "Homeland". Después de su última película "Kill the Messenger" (2014) se aventuró una vez más a la gran pantalla y le permite a un ídolo adolescente crecer en pantalla. Dylan O'Brien (The Maze Runner, Teen Wolf), se presenta aquí quince años mayor, con barba y con cinismo en los labios. Este papel principal se cree que es su boleto para entrar en el negocio de los adultos, ya que sus títulos anteriores iban enfocados a revoletear hormonas.
"American Assassin" es sorprendentemente intransigente en su primera mitad y no deja nada a la imaginación. La violencia y el estrés que esta produce esta allí, constantemente. En su segunda mitad y desenlace, hace clara reverencia al estilo narrativo de las películas ochenteras del mismo género, con el entrenamiento, las estrategias, las decisiones de los protagonistas y incluso su obvio desenlace, a la mencionada década. El equipo de cuatro guionista, Stephen Schiff (Wall Street: Money never Sleeps), Michael Finch ( Hitman: Agent 47), Edward Zwick ( The Last Samurai, The Siege) y Marshall Herskovitz ( Jack Reacher) no toman mucho tiempo para explicar los muchos meses transcurridos desde la pérdida brutal de Mitch, y su depresión tras cuatro paredes. ¿Cómo se las arregla para infiltrarse como una especie de solicitante para luchar contra el terrorismo en una célula donde están los asesinos de su novia?, estas son solo una de las tantas preguntas que existen, ya que el personaje, en el transcurso de once meses, se vuelve un tirador experimentado.
Aunque los guionistas tuvieron que basar su trabajo en la novela original, donde el personaje de Mitch Rapp pasa a ser también un luchador del terrorismo (su novia y él tienen un destino diferente), hay una falta en el equipo y es la sensación del peligro inminente. Todos los pasos que ocurren, son narrados por diálogos y por acciones, olvidándose por momentos que están filmando un producto audiovisual.
Lo más interesante sin dudas es la fase de entrenamiento en la que Mitch conoce a Stan. Esto también tiene probablemente poco que ver con la realidad y sirve principalmente para la grandilocuencia, pero resulta mucho más variado que las secuencias posteriores.
Taylor Kitsch (Lone Survivor, John Carter) es un adversario interesante, pero sin un motivo real para darle valor a sus acciones. El actor refleja con carisma el papel de oveja negra en busca de venganza. El Director de fotografía Enrique Chediak (Deepwater Horizon) enfoca sus imágenes en crear cierta empatía a través de la primera mitad, luego se esmera en llevar la acción de los personajes, enfocado principalmente en las secuencias de acción en planos abiertos.
"American Assassin" es técnicamente excelente, llevando un plot conocido y predecible, salvado por el carisma de sus actores principales y un director que, aunque con experiencia en el tema, se preocupa más por las explosiones que por la intriga y sus desenlaces.