Imagina que el nombre de Georges Méliès se hubiera borrado de la historia y que todas sus fantásticas producciones no hubieran sido atribuidas a él. Que se hubiera dejado la piel en el desarrollo del cine durante los inicios de la industria para acabar relegado a una nota a pie de página. Bien, obviamente, esto no le ha ocurrido al realizador de ‘Viaje a la Luna’, pero este es básicamente el resumen de la dura historia de Alice Guy, la pionera del cine que el mundo había olvidado por solo una razón: ser mujer.
El 22 de marzo de 1895, los hermanos Lumière hicieron una proyección de la que sería la primera película de la historia: ‘La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir’ (‘Los trabajadores saliendo de la fábrica Lumière’). Entre los asistentes a tan histórico evento se encontraban León Gaumont, uno de los directivos de Le Comptoir Général de la Photographie y su joven secretaria de 21 años, Alice Guy.
Guy quedó prendada de la demostración del cinematógrafo pero no por los mismos motivos que su jefe: mientras él tan solo veía el potencial económico del aparato, Alice supo que podría utilizarlo para contar historias. Años antes, había hecho teatro de ficción y sabía cómo hacerlo, así que convenció a su jefe para que le dejara. Lo consiguió, pero con una condición: que no le impidiera seguir realizando sus funciones como secretaria. Así lo cuenta el libro que ha rescatado su figura en la industria del cine, 'Vida de Alice Guy Blaché', de Alejandra Val Cubero.
Los hermanos Lumière tenían una visión científica y en sus proyecciones plasmaban escenas cotidianas de la vida. Filmaron el humorístico 'L'arroseur arrosé' ('El regador regado') de 45 segundos en 1895, una pequeña escena con estructura de sketch, pero Alice llevó la ficción más allá tras. Consiguió el permiso de su jefe para utilizar las cámaras y probó a rodar una historia. Fue en abril de 1896, el mismo año en que el sí reconocido Georges Méliès inciara su carrera en la cinematografía, cuando Guy dirigió ‘La Fée aux Choux’ (‘El hada de los repollos’). Esta versión del cuento francés en el que los niños nacen en repollos y las niñas en rosas se considera la primera película que contó una historia que duró más de un minuto y que, además, incluía montaje y trucos visuales en imágenes en movimiento.
Más de 1000 películas
Alice Guy no solo fue una de las pioneras del cine, sino que fue la primera en introducir ciertos aspectos técnicos que han evolucionado hasta lo que conocemos actualmente. En algunos de sus vídeos en los que ya implementó el color y el sonido grabó a cantantes de entonces interpretando sus canciones en playback, como la antesala de lo que sería el videoclip moderno. Otra de sus producciones, ‘A fool and his money’, destacó por ser la primera película protagonizada por actores negros.
Entre 1902 y 1907, antes de marcharse a Estados Unidos, Alice Guy dirigió 100 películas rodadas para el cronógrafo, aunque la mayoría de ellas se han perdido. En esta época, viajó a España a rodar varios filmes, como ‘La malagueña y el torero’ o ‘Voyage en Espagne’. La primera superproducción de la historia, fechada en 1906, también cuenta con la firma de esta pionera. Su versión de ‘El nacimiento, vida y muerte de Cristo’ de 30 minutos, contó con 25 decorados y más de 300 extras.
Tras casarse con el cámara Herbert Blaché en 1907, se mudó a EEUU y tres años más tarde fundó la productora Solax. Allí llegó a dirigir 1000 películas con una producción brutal que le permitió abarcar todo tipo de géneros: comedia, drama social, romance, western, ciencia ficción o adaptaciones literarias. ‘La Esmeralda’, por ejemplo, rodada en 1905, es la primera versión cinematográfica de ‘El jorobado de Notre Dame’. Alice Guy estuvo 24 años en activo, mucho más que sus contemporáneos masculinos que sí llegaron a formar parte de los libros de historia. Estando embarazada, incluso mantuvo el ritmo de tres rodajes por semana.
Humor y feminismo
Ya en aquella época, Alice Guy consiguió filmar una película con temática feminista utilizando el humor como vaselina. En ‘Les Résultats du féminisme’ (‘Las consecuencias del feminismo’) de 1906, Alice se plantea qué pasaría si las mujeres se comportaran como los hombres y adaptaran su papel dominante mientras ellos se encargaran de las tareas domésticas y los hijos. Y así lo muestra en la película: los roles de los personajes se invierten en forma de parodia divertida y sarcástica que muestra el absurdo de la desigualdad de género.
Es la más destacada del tema pero no es la única. ‘Madam’s Fancies’ (‘Deseos de mujer’), aunque no en la misma línea feminista que la anterior, también tiene un argumento con la mujer como protagonista con grandes dosis de humor: una embarazada que al principio de la cinta, intentando satisfacer sus antojos, le roba la piruleta a un niño y sale corriendo.
Su divorcio le costó su carrera. Herbert la dejó por una actriz y Alice Guy vendió la productora Solax en 1922 y volvió a Francia, donde terminó para siempre su productivo camino en el cine. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que necesitaba reclamar la autoría de sus películas, por lo que volvió a Estados Unidos para intentar recuperarla. Por aquel entonces, era la compañía la que firmaba las producciones cinematográficas, por lo que su nombre no aparecía.
Su éxito al tratar de reivindicar su nombre fue escaso y finalmente, quedó relegada de la historia en beneficio de otros realizadores como Méliès o el español Segundo de Chomón. ¿Y ella? Aparecía como “secretaria” o “posible amante de Gaumont”, y sus películas, a nombre de sus directores de fotografía. Y así, acabó sepultada por el sexismo de la industria.
Fuente: el Confidencial