Alejandra (Ruth Ramos) vive con su marido Ángel (Jesus Meza) y sus dos hijos en una pequeña ciudad de México. La pareja, en crisis, se encuentra con Verónica, una chica con espíritu libre, que visita frecuentemente una 
cabaña en el bosque. Allí viven dos investigadores y la misteriosa criatura que estudian, cuyo poder, una fuente de placer y destrucción, es irresistible.
El Director Amat Escalante es creador de obras fuertes y violentas que a menudo son amadas en festivales como Cannes y Venecia. Escalante no está en su primer intento: “Heli”, “La Sangre” y “Los Bastardos” respaldan su filmografía.
Con la región salvaje, el mexicano va en busca del placer, con una obra de ciencia ficción, profundamente erótica, inquietante en su bestial perversión y sin embargo, sensual, además de ser un reto. El director y guionista retrata el placer primitivo como una reminiscencia de la belleza, emulando la puesta en escena de su homólogo Carlos Reygadas, que había logrado sacar al diablo por la cola en la oscura Post Tenebras Lux.
Demostrativa en su negativa implícita, Amat Escalante evita la tarea de ser demasiado artístico utilizando solamente los silencios como experiencia narrativa. Se filma una especie de película visceral: un monstruo con generosos tentáculos fálicos, una investigación policial sórdida, y un drama humano con límites sociales, todo sobre un fondo de atmosfera fantástica con claros homenaje a David Cronneberg y su obsesión con la naturaleza humana y su sexualidad.
El nodo dramático es un suelo hábilmente trabajado, desgarrado por Amat Escalante. El hermano de Alejandra, Fabián (Eden Villavicencio), parecen ser muy cercano a ella pero se siente separado por un secreto. Si este se descubre, destruiría las bases de la unidad familiar. El guión de Escalante (co-escrito por Gibran Portela) es cautivador. El enfoque es impresionante (la fotografía es deslumbrante, con un sonido orgánico, confundiendo el montaje de música y un ensordecedor ritmo), lo que permite al director cautivarnos correctamente, al igual que sus personajes. Nos fundimos en la atmósfera inquietante y suave del cuento "amoral" que se desafía en nuestro interior.
Amat Escalante nos enfrenta a "la parte primitiva de todos", coqueteando con películas de fantasía, por lo que la naturaleza cautivante no es nada preocupante. El director mexicano excita nuestros sentidos que consideran la sexualidad como la respuesta definitiva a toda la humanidad y la anhelada felicidad, una sexualidad que muchos señalan paradójica, ya que es a la vez el origen del mundo, y la muerte de otros. Nos lleva al corazón de una experiencia cuyos contornos permanecerán trastornados (y por lo tanto subjetiva), que socava los valores conservadores y la hipocresía de un mundo plagado de machismo, homofóbico, mentiroso y violento. Sencillamente Magnética.
