Después de las complicadas, viles y ambiciosas maniobras que Frank Underwood (Kevin Spacey) tuvo que llevar a cabo durante las dos primeras temporadas de House of Cards (Beau Willimon, desde 2013) para ser el inquilino de la Casa Blanca, a nadie puede antojársele extraño que no esté dispuesto a abandonarla por las buenas en la quinta, sin trazar otro de sus maquiavélicos planes con su audaz esposa Claire (Robin Wright). Para ello, deciden inspirarse en las elecciones a la Presidencia de Estados Unidos que enfrentaron al vicepresidente Thomas Jefferson y al representante neoyorkino Aaron Burr en el año redondo de 1800, y que condujeron a que se añadiese la Décima Segunda Enmienda a la Constitución del país, de la que el peligroso matrimonio se sirve para lograr sus objetivos.
En el último año del siglo XIX, cuando la independencia estadounidense aún era muy joven, hubo un quinteto de candidatos a presidir la república: los federalistas John Adams, Charles Pinckney y John Jay, el primero para repetir en el cargo, y los demócratas-republicanos Jefferson y Burr. La campaña se desarrolló con innumerables ataques personales entre los defensores de cada nominado, por lo que fue la más sucia en ese sentido hasta entonces, y bastante parecida a las de la actualidad: de Adams se dijo que era un hombre senil y de “temperamento ingobernable”; de Pinckney, que era un mediocre por sus “talentos limitados”; a Jefferson, autor principal de la Declaración de Independencia de 1776, se le imputó la cobardía, y que sus nervios eran “demasiado débiles para soportar la ansiedad y las dificultades” y un “ateo escandaloso”; a Burr, su falta de principios y sus ansias de poder; y a Jay, su irrelevancia.
La mayor parte de la opinión pública veía a los republicanos como firmes defensores de la igualdad y la democracia, y a los federalistas, arrogantes y autoritarios. Pero la verdadera sorpresa llegó cuando los comicios produjeron un inesperado empate entre el Vicepresidente y el gobernante de Nueva York, que sumaron 73 votos electorales cada uno, algo que jamás había ocurrido. Se votaba solamente por el Presidente, y quien quedara segundo accedería a la Vicepresidencia, según lo dispuesto en una cláusula de la Constitución estadounidense. En esta tesitura imprevista, la posibilidad de solucionar el problema se puso en manos de la Cámara de Representantes, controlada por los federalistas, que bloquearon la elección del popular Jefferson durante siete jornadas con los tejemanejes, las negociaciones y los cálculos políticos que tan bien refleja House of Cards.
Aaron Burr y Thomas Jefferson según John Vanderlyn y James Sharples
Tras las elecciones de 1800, hubo en el Congreso de EE.UU. los tejemanejes, negociaciones y cálculos políticos que tan bien refleja House of Cards
Jefferson trató de seducir a Burr prometiéndole mayores atribuciones como su Vicepresidente. El federalista Alexander Hamilton pensaba que Burr era más peligroso que Jefferson para la nación y los intereses de su partido, y apoyado por Adams, le ofreció al segundo los votos de los federalistas si aceptaba una serie de condiciones; entre ellas, mantener a su gente en el entorno del gabinete presidencial; pero Jefferson se negó a llevarles sobre la chepa durante su mandato, entorpeciendo su toma de decisiones y atándole las manos en la práctica. Así las cosas, los federalistas optaron por respaldar a Burr, y Jefferson advirtió a Adams que cualquier intento de frustrar su elección, votada por casi el 75 por ciento de los condados y ciudades independientes, “produciría resistencia por la fuerza y consecuencias incalculables”.
Se habló de guerra civil y de disolución de la Unión. El propio Burr jugó sus cartas lo más hábilmente que supo entre los republicanos y los federalistas, pero el congresista James Bayard, representante de los segundos en Delaware, llegó a un acuerdo con Jefferson para que aceptara algunas de las condiciones propuestas por su partido, cosa que luego este negaría. Bayard convenció a sus homólogos aliados de Maryland y Virginia para que votasen por Jefferson al final, y se abstuvo en la última votación como Carolina del Sur, ganándose los gritos de los que le acusaban de traición a su grupo. Él alegaba proceder por una “necesidad imperiosa” de salvar al país. De manera que Jefferson consiguió el voto de los diez Estados que necesitaba en la trigésima sexta ronda, en febrero de 1801; y con ello fue el tercer presidente de la historia yanqui.
Con la 12ª Enmienda a la Constitución contra situaciones como la de 1800, los Underwood maniobran para la elección de Presidente y Vicepresidente en el Congreso y el Senado
Intuyéndose perdedor de las elecciones presidenciales frente al republicano Will Conway (Joel Kinnaman) y pensando en la Duodécima Enmienda a la Constitución aprobada en 1804 para evitar situaciones similares a la del año 1800, los Underwood manipulan las votaciones de dos Estados decisivos en la primera mitad de la quinta temporada de House of Cards para producir un impasse por que estos no certifiquen, y que la elección de Presidente vaya al Congreso, y la del Vicepresidente, al Senado, donde se supone que Frank se mueve como pez en el agua. Las cosas, en cualquier caso, se les complican y deben seguir nadando como los implacables tiburones que son para no quedar flotando panza arriba en el océano político estadounidense. Pero eso ya es otra historia.
Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.