Pixar siempre se ha atrevido a llevar a la vida a los héroes más desagradables: una hormiga en "A Bug’s Life"; en "Ratatouille" nos hicieron creer que una rata podría ser Chef; una cucaracha y un robot en "Wall-E" quienes tendrían la capacidad de amar; emociones humanas en "Inside Out”. Esto sin lugar a dudas es la magia que Pixar ha reflejado en sus películas, ubicando a sus personajes en un espacio y tiempo, dándoles una plataforma donde pudiesen ser ellos mismos, fórmula que nunca pude apreciar desde la primera entrega de “Cars”.
La racha de éxito de Lightning McQueen (Owen Wilson) llega a un abrupto final con la aparición de los vehículos de carreras de nueva generación, liderados por el Bugatti, Jackson Storm (Armie Hammer). Estos nuevos carros son aerodinámicos, modulados por computadora, y tienen teléfono incluido (ya entenderán). Después de un accidente y la consiguiente rehabilitación, Lightning vuelve a la pista,con la ayuda de un burocrático patrocinador, Sterling (Nathan Fillion) y su entrenador principal, Cruz Ramírez (Cristela Alonso). Todo se reduce a una crucial carrera en la Florida, con superficiales aventuras en el camino.
"Cars", y sus consecuentes secuelas, falla en varias cosas. Sus mecánicos protagonistas rara vez son entrañables, debido a su naturaleza desalmada (nosotros no imbuimos un vehículo con el mismo afecto como lo hacemos con una cosa viva, aunque sea una cucaracha), ni nos hace creer en su universo. A excepción de Lighting McQueen, ningún otro personaje tiene protagonismo. Desde un inicio, las tres películas giran alrededor de una situación para engrandecer más la imagen de este personaje, dejando a los demás en el camino o tan solo ayudando al mismo a conseguir sus metas.
En "Cars 3", hay una secuencia de entrenamiento involucrando a un animal real, Cruz Ramírez no quiere atropellar un cangrejo. Sin embargo, en una secuencia diferente, las vacas en la película están representadas por tractores de tipo rebaño. Entonces, ¿cuál es el trato aquí? ¿Era un cangrejo mecánico? ¿Estaba allí el cangrejo? ¿Dónde están todos los seres humanos y animales?, es sin dudas la saga con más interrogantes del universo Pixar. Pudiera pasar por tu mente que estoy yendo demasiado lejos, porque simplemente hablamos de animación, pero aun no encuentro explicación en el descuido de una historia, tan solo por que sea enfocada para un público que no hace preguntas.
Dejando a un lado el espeluznante mundo de la película y sus protagonistas, por difícil que sea, la historia misma está tan oxidada como el exterior de Mater (Larry the Cable Guy). Al menos la “Cars” original tenían la gracia salvadora de la sabia voz de Paul Newman como Doc Hudson, trayendo gravitas a los procedimientos. Debo haber visto la secuela dos veces y todavía no tengo ni idea de qué se trataba.
Para una película sobre carreras, sin duda trota mucho. Lo hemos visto antes: temas de las nuevas generaciones aprendiendo de lo antiguo, mientras que las viejas generaciones aceptan lo nuevo ("Es inútil resistir al cambio, hombre", proclama un personaje); ("No tengas miedo al fracaso, ten cuidado de no tener la oportunidad", "Es mi última oportunidad para darte tu primera oportunidad"). Los nuevos personajes no traen nada nuevo a la mesa, mientras que los viejos son la excusa para empujar los motivos del protagonista. Pixar incluso se basa en estereotipos regionales, presentando su peor película desde “Monster University” y “Brave”. La película equivale a un error de cálculo colosal por parte de Pixar, un mundo desprovisto de animales, un mundo de engranajes conscientes que sólo espera que lo aceptemos. Y tal vez lo haga, pero te desafío a aceptar su falta de profundidad, ideas, corazón e historias propulsivas, tan frecuentes en lo mejor de la obra de la compañía. En lugar de ir a la bóveda del recuerdo Disney, esta franquicia tiene que quedar oxidada en el depósito de chatarras de Pixar.
cars 3 official trailer 3 from Movie Freak on Vimeo.