Kornél Mundruczó, el hombre que en 2014 estrenó “White God” en Cannes, ahora nos presenta a un refugiado sirio que va a Hungría. La película sugiere algunos paralelismos con Cristo (O un querubín), con una muy buena premisa, y se va diluyendo al paso de los minutos.
La película inicia con una crisis de refugiados hiperrealista. Un grupo de inmigrantes trata de escapar de su país a través de un río, pero sus embarcaciones son interceptadas por la guardia marítima húngara y László (György Cserhalmi), la cabeza de la guardia migratoria, quien le dispara a Aryan Dashni (Zsombor Jéger) tres balas en el pecho y el abdomen. De repente la primera gota de sangre que sale de su cuerpo comienza a flotar en el aire, posteriormente todo su cuerpo levita. Vemos como en un magnífico plano secuencia este vuela por encima de las copas de los árboles, para luego estrellarse entre estos y descubrir así, que él es especial.
El propósito de Aria en ese momento es encontrar a su padre, un hombre que trabaja en la carpintería. Es en esta búsqueda cuando conoce a Stern (Merab Ninidze), un médico alcohólico que tratara de ayudarlo y a la vez, sacarle provecho.
Mundruczó, como en su película anterior, dibuja la realidad de su pueblo dentro de una atmósfera única. Sus personajes son creíbles e inteligentes, pero su narrativa se vuelve aburrida y cansona. Sus dotes de manejo de cámara en conjunto con Marcell Rev, su acostumbrado director de fotografía, son sin lugar a dudas los protagonistas de la película. Unas extraordinarias secuencias de acción en plano secuencia, le dan sentido de vértigo al público, siendo el cenit dentro del filme.
El título refiere a la forma en que júpiter tiene sus lunas, y en particular la que llama Europa. Y así es esta película, al igual que “White God”, otra metáfora europea, nacida de la realidad húngara. El propio Mundruczó dice que no confía en el arte si se refiere a cuestiones políticas actuales, incluido el suyo. Este escribió el guion como una especie de ciencia ficción ante la política de refugiados de Hungría y el campo de refugiados que estos tienen.
¿Son los inmigrantes los mesías en tierras desconocidas? Las metáforas que el director crea son palpables: los ciudadanos no quieren inmigrantes (por las razones que sea), el personaje de Stern seria como una especie de gobierno, que dice tener las mejores intenciones, siempre y cuando tenga alguna retribución. Si, entendí la epístola de Mundruczó, pero con situaciones que rayan en lo conocido, y una mano narrativa débil, “Jupiter’s Moon” es medianamente decepcionante.