Siempre se ha dicho que el hambre agudiza el ingenio, o el temor a padecerla por falta de recursos económicos; y si los que se ven en esta tesitura han hecho precisamente del ingenio su herramienta de trabajo, como los guionistas de cine, el resultado puede ser digno de un premio tan deseado como los Oscar de Hollywood. En la ceremonia de entrega de 1957, a un tal Robert Rich se le concedió la extinta estatuilla a la Mejor Historia por la de The Brave One (Irving Rapper, 1956), pero no subió al escenario para recogerla, ni podría haberla recogido en ningún otro momento porque no existía ningún cineasta con ese nombre: Robert Rich era uno de los muchos seudónimos tras los que Dalton Trumbo se vio obligado a esconderse, si quería seguir trabajando, debido a la Caza de Brujas anticomunista del infausto senador Joseph McCarthy.
Aquel que más tarde escribiría el guion de Spartacus (Stanley Kubrick, 1960), Johnny Got his Gun (1971), que también dirigiría adaptando su propia novela, o Papillon (Franklin J. Schaffner, 1973), pasó once meses a la sombra en una penitenciaría de Kentucky por negarse a delatar a otros compañeros comunistas ante el infame Comité de Actividades Antiestadounidenses en 1947, y luego se exilió en México, donde continuó redactando guiones bajo seudónimo. Entre ellos, el de The Brave One, que le fue entregado finalmente en 1975, a un año de su muerte. Y en 1993 le fue reconocido de forma póstuma el mismo Oscar para Roman Holiday (William Wyler, 1953), que había firmado por él Ian McLellan Hunter por la misma razón sin haber escrito una sola línea.
Nathan E. Douglas logró el Oscar al Mejor Guion Original en 1959 por The Defiant Ones (Stanley Kramer, 1958) junto con Harold Jacob Smith. Pero Douglas no era más que el nombre con el que Nedrick Young, otro damnificado de la indignante Caza de Brujas que invocó la Quina Enmienda de la Constitución estadounidense para no declarar, se protegió a sí mismo; y no le acreditaron hasta 1993, un cuarto de siglo después de su fallecimiento. Young obtuvo otra nominación con Smith, al Mejor Guion Adaptado, en 1961 por Inherit the Wind (Kramer, 1960), pero perdió frente a Richard Brooks y su Elmer Gantry (ídem, 1960).
Por si no lo saben, se supone que un tal Roderick Jaynes ha realizado el montaje de todas y cada una de las películas rodadas por los hermanos Joel y Ethan Coen, y fue nominado al Oscar correspondiente en dos ocasiones: la primera, por Fargo (1996), y la segunda, por No Country for Old Men (2007), pero fueron Walter Murch y Christopher Rouse quienes se lo llevaron por montar The English Patient (Anthony Minghella, 1996) y The Bourne Ultimatum (Paul Greengrass, 2007) respectivamente. Por supuesto, igual que los Coen han escrito y dirigido juntos la totalidad de sus filmes aunque en un buen número sólo aparezca Joel como director, hasta The Ladykillers (2004), ellos los han montado al completo. Y la guinda es que Entertainment Weekly señaló a Jaynes en 2007 como una de las personas más inteligentes de Hollywood.
El metacine, bien elaborado, puede depararnos experimentos de lo más jugosos; y eso fue lo que ocurrió con Adaptation (Spike Jonze, 2002), guionizada por Charlie y Donald Kaufman, que fueron acreedores de una nominación por su libreto en 2003. El hermano del respetadísimo Charlie, naturalmente, es una invención, fruto de las maniobras que tuvo que realizar para salir del bloqueo que sufría desde finales de los años noventa para adaptar The Orchid Thief (1998), el libro biográfico de Susan Orlean: el guion que estaba escribiendo se convirtió en una historia sobre la propia adaptación del libro de Orlean, a la vez que del propio relato de este, en la que Charlie Kaufman y su hermano gemelo ficticio, interpretados por Nicolas Cage, son protagonistas.
Y hay quien incluye entre aquellos con la condición de nominados inexistentes a los Oscar al escritor francés Pierre Boulle, autor de las novelas The Bridge on the River Kwai (1952) o Planet of the Apes (1963), ambas adaptadas al cine pero sólo la primera (David Lean, 1957) con un libreto, ganador del Oscar en 1958, firmado por el propio Boulle en vez de por sus verdaderos responsables, Carl Foreman y Michael Wilson, perseguidos como Trumbo por el mccarthismo y cuyas viudas recogieron su premio en 1985. Y a P. H. Vazak, nombre con el que el reputado Robert Towne exigió ser acreditado como guionista de Greystoke: The Legend of Tarzan, Lord of the Apes (Hugh Hudson, 1984), trabajo por el que pudo conseguir el Oscar al Mejor Guion Adaptado en 1985. Pero tanto Boulle como Vazak eran individuos reales, así que no es correcto meterlos en el mismo saco de esos cuatro nominados a los Oscar que, de veras, nunca existieron.
Fuente: Hipertextual