En el Boston de los años 20, a pesar de la prohibición, el alcohol es vendido libremente en bares clandestinos dirigidos por la mafia. Joe Coughlin (Ben Affleck), hijo del jefe de la policía de esa
ciudad, ha ignorado durante mucho tiempo la estricta educación de su padre y decide llevar una vida dentro del mundo del crimen. Sin embargo, incluso entre los matones, hay un código de honor que Joe no duda en pisotear: le roba la novia (Sienna Miller) y una alta suma de dinero a uno de los principales matones de la ciudad. Entre venganza, traición y ambiciones frustradas, Joe dejará Boston y se mudará a Tampa. Allí las cosas serán peor. Casi 10 años después de la adaptación de Gone Baby Gone (novela escrita por Dennis Lehane), Ben Affleck adapta “Live by Night” de la pluma del mismo autor.
El tema de la película y su tratamiento están impregnados de una modernidad que contrasta con el aspecto histórico de la película. Los colores de hecho son brillantes y muy vivos, sumándole una pobre selección en cuanto a la musicalización de la época y los ritmos presentados en el segundo acto. La puesta en escena se mantiene relativamente plana, sin dificultades para despegar la trama. De hecho, la presentación del anti-héroe quiere ser complicada, y por momentos se siente de esta manera cuando el protagonista presentado por Affleck se confronta con su padre (Bendan Gleeson), personaje que tan pronto llega al punto más importante, desaparece de la trama y el debacle se siente. El sobre uso de la voz en off, llega a cansar, y es obvio que su utilización no es más que una pobre herramienta narrativa.
Después de un tercio de la película, el espectador tiene la impresión de que la historia de Joe Coughlin está completa. Entonces comienza una nueva historia que no está relacionada con la primera parte y es allí cuando “Live by Night” pierde identidad y luce desorientada, pues introduce tantos conceptos en un corto lapso que perdemos la lógica. En una hora se nos presenta la mafia irlandesa e italiana, policías justos y corruptos, cubanos, fanáticos religiosos, el Ku Klux Klan y los políticos. El caos que el director presenta carece de sentido y narrativa.
La actuación de Affleck no es lo más notable, su personaje navega entre villano y gangster elegante pero lleno de sabiduría, emulando de alguna forma a James Cagney, pero lejos del carismático actor clásico. Affleck ha madurado como actor, es evidente, pero por razones histriónicas y de empatía con su personaje, no le permite explorar el lado oscuro de este y se queda en una superficie donde su apariencia es más importante que sus motivos. Las actuaciones más sólidas fueron realizadas por Chris Cooper y Brendan Gleeson, ambos con personajes secundarios y con poca importancia en la historia. Gleeson desaparece de una manera casi ridícula y Cooper es solo una excusa para impulsar dos motivos, uno que influenciara el giro narrativo de la cinta gracias a su relación con su hija, y es el protagonista de un innecesario desenlace. Totalmente decepcionante.
“Live by Night” es un intento fallido que trata de inscribirse en la historia de las película de gángsters. La historia es caótica, llena de detalles poco convincentes, sugiriendo algo de prisa de parte del director Affleck y su equipo de productores, tratando con ansias de colar su película en la época de premios. Affleck quiere forzar una catarsis en su final, como si su personaje tuviera que pagar un precio forzado por sus acciones. Es allí donde la película no solo deja de importar, si no que molesta por el tiempo perdido por una promesa incumplida.
