En Pittsburgh, a finales de la década del 1950, Troy Maxson (Denzel Washington), es un afroamericano que se gana la vida como recolector de basura. Está casado con Rose (Viola Davis) hace dieciocho años y quiere ver a su hijo Cory (Jovan Adepo) trascender su estatus social, por lo que lo obliga a trabajar después de las horas de clases, a pesar de las aspiraciones deportivas del joven. Troy, que una vez fue un extraordinario jugador de beisbol, no quiere que su hijo sufra las mismas situaciones que él tuvo una vez, las que lo dejaron marcado de por vida.
Hábilmente adaptada para el cine y basada en el guión de teatro de August Wilson (The Piano Lesson), el filme aprovecha la fuerte presencia de Denzel Washington como director y actor principal (que también tuvo el mismo papel en Broadway, lo que le valió un premio Tony), su origen teatral se hace sentir. Denzel nunca baja su intensidad, él brilla en el retrato oscuro de un hombre ordinario lleno de demonios internos, a quienes les da la bienvenida con los brazos abiertos. La fuerza en el personaje de Denzel Washington es su voz, una poderosa e impresionante caracterización. Este nos lleva desde la primera secuencia, nos guía y nos mueve a entenderlo, a entender su personalidad. Podríamos cerrar los ojos y solo seguir su voz, y no nos perderíamos de nada, el mismo poder estaría presente en su interpretación.
Pero Denzel no está solo. La entrañable personalidad de Viola Davis es lo que mas conmueve, con pocas palabras sabe a donde llevarnos. Al principio nos muestra las virtudes de una perfecta ama de casa, pero mientras la película avanza, la madurez de los años que es claramente impuesta, sale a relucir. El romance de Troy y Rose está inscrito en sus cuerpos, en sus palabras, en sus acciones. Hay cierta complicidad y ternura en la forma en que Troy se comporta con ella. Pero no es tonta. Ella conoce el carácter rígido, terco y egoísta de su esposo. Roy tiene cierta forma de ver el trabajo, las responsabilidades y el amor, y dichas maneras de ser no estarán despegadas de su valentía y su inmensa responsabilidad para con su familia. Rose entiende esto, y ayuda a el espectador a entender un poco más el carácter de su esposo, el cual se verá directamente enfrentado por su hijo mayor, Lyons (Russell Hornsby) y su hermano Gabriel (Mykelti Williamson). Cada actor logra presentar un personaje destinado a la etapa y a la situación, para luego transformarlo en una persona totalmente dimensional. “Fences”, que significa "cerca o barrera" es un título apropiado, ya que retrata a los protagonistas, marcados por las barreras psicológicas que a veces nos separan de nuestros seres más queridos. En un espectro más amplio, podría representar la barrera racial que dividió a los afroamericanos de la época del resto del pueblo norteamericano.
Una de las historias más frecuentes que Troy gusta contar es aquella en contra de la muerte, presentando la muerte como el Antonious Block de Max Von Sydow en la película “The Seventh Seal” de Ingmar Bergman, pero que en vez de jugar ajedrez, viene a pelear. Troy ve la cerca que quiere construir como una barrera física para mantener a la muerte lejos de su familia, construyéndola lentamente durante el transcurso de la película, al mismo tiempo que, de una forma metafórica, edifica una cerca entre el, su esposa y su hijo. Y dicha pelea no es contra ningún ser abstracto, su lucha es tan solo con él mismo, y el oscuro reflejo que proyecta hacia los demás.
Denzel Washington debutó con un espléndido filme llamado “Antwone Fisher”, explorando la historia y las acciones de un joven marine que vivía preso de su pasado. En “The Great Debaters” su segundo filme como director, mostró mano firme a la hora de narrar historias que no solo conmovieran a una parte de su público, demostró que sabe dirigir actores, acompañado de una narrativa interesante, tal vez olvidando las habilidades visuales que hacen la diferencia entre un director y otro, rasgo, que al parecer aprendió y puso en marcha en “Fences”. Con movimientos de cámaras desde varios ángulos y sacando el mejor provecho de un espacio cerrado, Washington no nos deja con dudas. Pone su cámara en el lugar correcto, apoyado por su directora de fotografía Charlote Bruss Christiensen (The Hunt, The Girl on the Train).
“Fences” es ante todo una película de actores, y Washington, la solidifica con la puesta en escena, regalándonos dosis de sutilezas, espejos emocionales y palabras equilibradas, haciendo un emotivo homenaje al arte de la interpretación, y claro está, al Teatro. Entre lo formal y lo real, también existen enlaces abstractos que sirven para tener un resultado coherente, y Denzel Washington ha impregnado en esta película un sentimiento inmenso de calor humano.
'Fences' Theatrical Teaser Trailer from J.D. Funari on Vimeo.