Basado en un libro de Philippe Djian y con guión de David Birke, la película comienza con los gritos de la protagonista tras ser atacada y violada en su casa, un crimen repugnante que Verhoeven retrata sin ningún tipo de fetichismo (por desgracia recurrente en tipo de narrativa). Sin embargo, después que su agresor se marcha, Michelle (Isabel Huppert) tiene una postura sorprendente: en lugar de llamar a la policía o incluso a un amigo, sólo se pone a limpiar el desorden causado por el bandido, recoge los cristales rotos esparcidos por el suelo, toma una ducha y se va a trabajar. Así que de inmediato nos hemos dado cuenta de que hay muchos elementos que no sabemos sobre el personaje, lo que sitúa la narración no sólo como un misterio sobre la identidad del violador, sino una enorme curiosidad sobre la personalidad de la víctima.
El artista holandés centra toda su atención en la figura de Michèle, una mujer de unos sesenta años, que no ha perdido su encanto en lo absoluto. De hecho, aun recibe elogios de varios hombres enamorados de su cuerpo: el marido de su mejor amiga, su ex-marido, un vecino, la totalidad o la mayor parte de los empleados de su empresa. Michelle adopta actitudes que la transforman en casi una de los villanos de telenovela que terminan siendo asesinados, al igual que adora hacer enemigos: humilla en público a uno de sus empleados, tiene un romance con alguien muy cercano a ella, hace que su madre y el novio se peleen y seduce a un vecino casado. Interpretada por Isabelle Huppert con tanto encanto y buen humor que, en cierto modo, la gravedad de sus acciones se relativiza por el espectador, que ve incluso con cierta simpatía.
La “Michele” de Verhoeven es el mismo tipo de mujer que hemos visto en su cine, una mujer independiente, segura de sí misma, que no se ve afectada por nada, incluso por un asalto sexual; la dura corteza que ha creado es un escudo para no ser abandonada de nuevo, prefiere quedarse en la superficie, manteniendo a todos con una correa, nunca muestran el lado tierno. En lectura se podría pensar que “Elle” en una película sobria y dramática cuando en realidad toda lo que muestra es secundario y lo más importante se encuentra por debajo de la capa primaria, allí es irónica, desgarradora y brillante. David Birke Pen, que escribió el guión, entretiene al público de principio a fin y hace un trabajo con múltiples caras, con diferentes espesores y significados. Para completar el cuadro, vemos a una Lafitte Laurent increíblemente versátil y ambigua, de compania al diamante que es Isabelle Huppert.
El rendimiento de Huppert, dicho sea de paso, es una lección sutil: el reconocimiento de las acciones de un personaje hablan por sí mismas, la actriz nunca se pone de relieve en la búsqueda de ellos, actuando como si fueran simplemente inevitable. Al mismo tiempo, a veces sólo una mirada hacia los lados o una sonrisa casi imperceptible para dejarnos saber lo calculador que es el personaje bajo ciertas decisiones que parecían inofensivas, como invitando al ex marido con su novia para una cena o acariciar el brazo del vecino. Trabajar con ella es un estado de gracia, todo es más fácil, la dirección de un director, la escritura de un guionista, la participación del espectador. Ella es la protagonista (Elle), es el centro de todo, su metáfora de un mundo que da demasiada importancia a las relaciones sexuales, demasiada importancia a los sentimientos, cuando en realidad la solución de los rompecabezas a menudo se esconden detrás del humor y la exageración.
Verhoeven muestra un notable dominio sobre el tono de la narración, dejando al espectador incómodo, sin saber exactamente por qué. En algunos puntos utiliza sugerencia visual (como la sangre que empaña lentamente la espuma en la bañera); en otros, sonido (como la fuerza del viento que empuja a las ventanas de la casa de Michelle). El cineasta incluso se divierte con ciertas situaciones (por ejemplo, utilizando los ojos del gato para que sea testigo de algo). Por otra parte, es curioso observar cómo, en una cena aparentemente amistosa, la protagonista lleva un vestido de color rojo oscuro, mostrando el subtexto de sus objetivos hostiles. Ambigua hasta el último segundo, Elle es una película de género con la ambición de estudios psicológicos. Y si falla es en su desenlace, al final ni importa.
ELLE DE PAUL VERHOEVEN - FILM ANNONCE from SBS Distribution on Vimeo.