La época de oro los contenidos bajo demanda no sólo nos entregó unas de las mejores series de la historia, sino que también nos dio a unos de los personajes más memorables que guardaremos inconscientemente en la memoria. Saul Goodman apareció como el abogado criminal que le ayuda a Walter White a manejar su negocio de metanfetaminas y gracias a excelentes guiones brilla como si fuera uno de los protagonistas de la icónica serie “Breaking Bad”.
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“To Kill A Mockingbird” (1962) – Robert Mulligan
Considerada una de las mejores películas de todos los tiempos, presenta la historia de un abogado llamado Atticus Finch, quien considera que todas las personas deben ser tratadas de igual manera, defendiendo a Tom Robinson de una acusación de violación. Además de ser una historia de intriga, presenta una visión del mundo que sostenemos ahora. La forma en que Finch se aferra al caso lo delimita no sólo como un héroe, sino como una persona razonable que bajo el marco de la ley y con el simple uso de la mente humana y su voz, marca una realidad sobre el racismo y la percepción de los individuos.
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“The Verdict” (1982) – Sidney Lumet
Existen cientos de películas sobre abogados, pero pocas muestran el verdadero sentimiento de la duda moral como “The Verdict”. Cuenta la historia de un abogado desgastado, interpretado magistralmente por Paul Newman, que debe superar sus propios demonios para corregir un caso de injusticia. Aunque la cinta no sea muy exacta en cuanto a los procedimientos de la corte norteamericana, es una obra que analiza los dilemas éticos y la compleja mente de los abogados.
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“Michael Clayton” (2007) – Tony Gilroy
Quizá una de las más complejas en esta lista. Es una crónica de los intentos del abogado Michael Clayton para adaptarse al colapso psicológico de un colega suyo, a la corrupción e intriga detrás de un cliente de su firma que está siendo demandado por un caso de agroquímicos tóxicos. También hace una observación sobre los dilemas éticos y morales, y la forma en que se construye y desarrolla el guión la marcan como una obra representativa sobre demonios internos y nuestra conexión con el mundo.
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“A Few Good Men” (1992) – Rob Reiner
Escrita por Aaron Sorkin, a quien veremos en otro punto de esta lista y reconocida por la representativa línea “Tú no puedes manejar la verdad”. Cuenta el caso de dos marines norteamericanos acusados de asesinar a un colega. La importancia de la demanda se filtra en la vida de los abogados, ya que cada uno se prepara para defender a sus clientes. Sorkin es reconocido por sus diálogos rápidos, fluidos y concisos, revelando así un lado más realista de estas películas mediante los impulsos humanos.
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“My Cousin Vinny” (1992) – Dale Launer
Una comedia que mediante el uso del humor presentó una de las versiones más realistas de una sala de justicia. Dos jóvenes neoyorkinos que viajan por Alabama son acusados de un asesinato que no cometieron. El primo de ambos, Vincent Gambini, un nuevo abogado busca defenderlos, pero todo es risas por las personalidades contrastantes de las personas citadinas y las rurales. Las actuaciones son impecables, y el guión, con la comedia, logra relatar una historia sobre prejuicios con diálogos rápidos e inteligentes.
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“Legally Blonde” (2001) – Robert Luketic
Quizás se vea extraño poner esta cinta en la lista, pero es necesario. La trama no es la más astuta de la historia, pero una vez que Elle Woods entra a la sala de justicia, todo parece verse más sencillo. La chica rubia elimina prejuicios y hace de la observación su arma principal.
No sólo presenta una versión rara de “Sherlock Holmes” sino que simplifica la profesión para el entendimiento de cualquiera sin ser condescendiente. Sirve como una “tarea de relleno” para los estudiantes de leyes ya que marca la valentía de la profesionista para tratar un caso, incluso cuando el mundo en el que está, parece ser demasiado ajeno.
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“The Social Network” (2010) – David Fincher
Una segunda cinta de Aaron Sorkin. El guionista no es considerado uno de los mejores del mundo sólo por sus diálogos, sino por cómo presenta la historia y hace que fluya mediante transiciones sutiles. En “The Social Network” se representan las dos demandas en contra de Mark Zuckerberg, por parte de los gemelos Winklevoss, y de su amigo Eduardo Saverin. Aunque gran parte del trabajo lo hace el informático, presenta los elementos que entran en juego durante un juicio: la empatía con el acusado y la percepción externa. El guión balancea ambos temas y da una historia controversial en la que, aunque no simpaticemos completamente con el protagonista, provoca que nos interese el caso hasta el final.
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Algunas veces los presentan como héroes o como villanos, pero más allá de eso, pueden llegar a tener la importancia suficiente como para dedicarles películas enteras que lidien con esas constantes dudas en sus mentes sobre moralidad, responsabilidad y las motivaciones humanas.