En el Nueva Jersey de principios de los 60, Seymour Levov (Ewan McGregor), apodado "Swede", sería el protagonista de la historia de “American Pastoral”, con un retrato de la típica clase media americana. Seymor es el hijo del dueño de una fábrica de guantes y está casado con Dawn (Jennifer Connelly), una reina ex reina de belleza. Su perfecta rutina es repentinamente destrozada por la radicalización política de la joven hija Merry (Dakota Fanning), llegando a un punto inimaginable cuando la chica es acusada de un acto terrorista en el que un hombre pierde la vida, y Merry desaparece misteriosamente después del atentado. Así comienza el largo y doloroso calvario de Seymour, quien busca desesperadamente a su hija desaparecida, lo que quizás sería el inicio de una desintegración progresiva e inevitable de su familia.
Basada en la obra maestra de premio Pulitzer, Philip Roth, la cinta resulta complicada para el director McGregor. “American Pastoral” es un proyecto lleno de ambición, pero que inevitablemente crea un exceso de didactismo, típico de todos esos primeros trabajos en los que se aplica la falta de experiencia práctica detrás de la cámara. Dicha inexperiencia se denota mayormente en su narrativa y en el desarrollo de los personajes, quienes desde un inicio, presentan poca credibilidad y empatía. En poco menos de dos horas de los sentimientos, psicología e influencias socioculturales que impulsan a crear el modelo de familia americana de la época, resultan poco creíbles a través del lente de McGregor y el guion de John Romano (The Lincoln Lawyer).
Macgregor está muy bien como el padre que trata de organizar las piezas de una vida destruida por el fanatismo y la ira política de una hija dispuesta a luchar contra todo y todos. Sin embargo, en su rol de director, no parece poseer la fuerza y valentía necesaria para mostrar las secuelas de la situación, mientras que como actor, conduce la película a una transición sencilla, limpia y honesta. Básicamente transforma una película de una novela. Más manos expertas y sensibles, sin duda, habrían aportado la mejor forma y sustancia. Desde un punto de vista estructural, el propio envase se ve bien y de manera atractiva, pero empieza a perder credibilidad en su historia a partir de la secuencia de comandos estructuradas por Romano y McGregor. Romano opta por una intervención mínima en la historia original de Roth, enfocándose más en las situaciones familiares que en las consecuencias y pensamiento político de la época, este segundo siendo el tema más interesante que lo planteado en primer lugar. Alexandre Desplat propone melodías evocadoras al melodrama, muchas de ellas crean un efecto edulcorante que no favorece a la narración.
Dakota Fanning presenta una de las pruebas más importantes y exitosas de su carrera, acompañada por una intensa y hermosa Jennifer Connelly. A pesar del gran talento de Connelly, su personaje tiende a caer en lo sobreactuado, principalmente en la parte final. Peter Riegert es tal vez lo más refrescante de la película, impregnando un toque de humor negro e ironía en su personaje.
“American Pastoral” peca de melodramática, pecado que se acentúa aún más cuando tiene un trasfondo político interesante e incluso, desaprovecha las nefastas consecuencias en que se ven envueltos sus personajes. McGregor prefiere irse por lo seguro en su primer trabajo tras las cámaras, lo cual es decepcionante y predecible.