“Triple 9” inicia con una explosión. Un audaz robo de banco a luz del día sale a la perfección, hasta que en la escapada, en una importante autopista de Atlanta, deben de ingeniárselas para no ser literalmente atrapados in fraganti.
Es una emocionante secuencia que bombea adrenalina en una película en la que todo pretende estar en el filo. El resultado: los delincuentes son un grupo de policías y ex policías secuaces de una agresiva princesa de la mafia rusa (una Kate Winslet casi irreconocible), que financió el golpe con el fin de recuperar el misterioso contenido de una caja de seguridad. Pero cuando esta ordena una segunda y más peligrosa misión, comienzan a salir a flote los problemas de un aparente grupo perfecto.
Lo que sigue es una intrincada trama de alianzas cambiantes, lealtades inciertas, y traiciones que cuelga por más de un hilo. Para el final, “Triple 9” es, nada más que por los números, tan frustrante que, rascarse la cabeza es necesario.
Es una lástima que las cosas terminan de esa manera, porque la película prometía. El director australiano John Hillcoat (The Road, Lawless) conoce del cine de acción, dando a las escenas de acción situaciones tensas, además de una sensación de inmediatez palpable.
El reparto es de primera clase, Chiwetel Ejiofor y Anthony Mackie, Aaron Paul, Casey Affleck, Woody Harrelson, Gal Gadot, Kate Winslet, Norman Reedus y Clifton Collins Jr. Todos desperdiciados.
Y es que cada uno de estos más que probados buenos actores, caen en el más burdo error del cine actual, el del cliché. Chiwetel Ejiofor es el jefe de la banda que pretende tener control de la situación, pero que a su vez tiene un lazo irrompible con la mafia rusa presidida por una Kate Winslet, que cae tal vez por primera vez en su carrera en la sobreactuación. Casey Aflleck y Woody Harrelson son los policías buenos reciclados de todas las películas de policías que conocemos. Affleck es el policía bueno, con valores que no encajan bien en el grupo, Harrelson a su vez es el policía veterano que todo lo sabe, pero como un problema de adicción que, de alguna forma, moldea su talento. Ya los demás personajes mientras la película avanza son totalmente predecibles. Ustedes serán lo suficientemente inteligentes para adivinar quiénes son y sus respectivos destinos, solo hace falta haber visto alguna película del mundo policial.
En última instancia, la película es un desecho del guión de Matt Cook, el cual se mantiene unido bastante bien en la primera hora, pero que luego comienza a retorcerse en una serie de artificios y coincidencias que desafían toda explicación racional.
¿Por qué tantos guionistas piensan que ‘’más es mejor’’ cuando todo el mundo sabe (o debería saber) que la sencillez y brevedad para hacer la historia es mucho mejor? Estos excesos siguen subiendo la apuesta hasta que se quedan sin fichas. Al igual que en “Triple 9” y tantas otras películas de hoy en día, los giros y vueltas en las películas de suspenso contemporáneas se han convertido en un nudo gordiano que las audiencias no son invitadas a desenredar. Es posible preguntar: ¿Dónde está la diversión en eso?