Un pensamiento se repetía en mi mente una y otra vez mientras veía “Eye in the Sky”: La crítica, aunque importante, es increíblemente fácil. Sentarse y criticar
las decisiones o el trabajo de otra persona casi siempre se hace desde una posición de seguridad. Los argumentos de un crítico son hechos sentados desde fuera de una situación particular y juzgando un ejercicio completamente diferente que el estar en medio de esa situación. Tener que tomar decisiones difíciles con personas reales detrás de ellos, tener la responsabilidad de los resultados y que estos realmente pueden afectar a un determinado número de personas es otra cosa. Esto es ciertamente aplicable a la relación entre el crítico de cine y el cineasta; también es una de las ideas que se ejecuta a través de esta película.
La película se centra en la decisión de un ataque de drones. Esta es una de esas cuestiones que generan una gran cantidad de opiniones, pero esta es una historia que nos pone en las habitaciones con las personas que están en la posición para hacer estos tipos de decisiones, decisiones de vida o muerte.
La historia narra la operación dirigida por el coronel Powell (Helen Mirren) para capturar a un sospechoso terrorista británico nacido en Nairobi. Cuando la vigilancia revela que habrá un ataque suicida, Powell recomienda un ataque en la sede del grupo terrorista, pero el proceso para autorizar tal ataque resulta complicado, especialmente, cuando una niña entra en la zona de daño colateral.
El resultado es una mezcla enorme de una moralidad y una comedia de errores, una mezcla entre “12 Angry Men” y “Dr. Strangelove”. Por un lado, está el operador de drones estadounidense Steve Watts, interpretado por Aaron Paul. Cualquiera que haya visto Breaking Bad es familiar con capacidad de Paul para expresar las angustias más desgarradoras sobre vida o muerte — es devastador aquí de nuevo.
Además de jugar dentro de estos géneros, también es una narrativa TIC-TAC ( a contra tiempo), que proporciona algunas secuencias dinámicas que permite al director Gavin Hood (Wolverine, Tsotsi), jugar con los sentimientos del público, manipulación efectiva que es de lo mejor de la película. El lado de la acción, viene dada por Barkhad Abdi (nominado al Oscar por la película “Capitán Phillips”). Este proporciona la vigilancia de alta tecnología en el área del conflicto, mientras que en el nivel de arriba, muy lejos de la acción, los burócratas toman turnos ofreciendo argumentos a favor y contra del ataque, cada uno racionaliza sus argumentos desde diferentes perspectivas y principios.
Alan Rickman da un desempeño estoico como el asesor militar a favor del ataque, mientras que otros, como la fiscal general Ángela Northman (Mónica Dolan) le lleva la contraria. Esta funciona como la conciencia del espectador. Una muy buena mezcla entre lo gracioso y lo responsable reluce en muchos de los enfrentamientos verbales de estos. Hay alguna deliciosa ironía en la preocupación del equipo en la Sala de Guerra en cuanto a la burocracia, a como el supuesto buen corazón de un pueblo se vería afectado con la muerte de inocentes. La presentación del Rickman como un padre de familia que está a favor del bombardeo y poco importarle los daños colaterales funciona de momentos, rescatado en las demás situaciones por su calidad histriónica, más que los diálogos presentados.
“Eye in the Sky” es un ejercicio interesante presentado por el director Hood, un ejercicio de moral, en la cual el público será participe de las decisiones de los personajes, ser participe no significa ser influenciador.
La película funciona por su espectacular grupo de actores, por un muy buen uso del humor negro y la tensión a cuenta gotas, pero queda en algún limbo narrativo cuando opta por tomar el lado previsible de la historia y uno que otro mensaje moralista, influenciado por sus personajes.
