No hay sustituto para la subestimación. La narrativa minimalista de películas, suele ocupar determinadas zonas del espíritu de la época cultural contemporánea reservada para las regiones más 
íntimas de la experiencia humana. El guionista y director mexicano Michel Franco no es ajeno a estas partes. Sus dos películas anteriores “Daniel & Ana” y “Después de Lucía”, ambas representaciones austeras de brutales, respectivamente, ambas fueron rodadas con una veracidad inquebrantable que se hizo rápidamente de la aprobación de la élite crítica.
Tim Roth fue presidente del jurado el día en que Franco ganó el primer premio con “Una Cierta Mirada” del 2012 en el festival de Cannes, y Roth es el protagonista en la última oferta de Franco, (su primera incursión en Inglés). En “Chronic” vemos a un Roth elevado a un papel protagonista, en este estudio sombrío, emocionalmente forjado de las indignidades y aislamiento de las enfermedades terminales.
David (Roth) es un enfermero de cuidados paliativos que le gusta verse muy involucrado en la vida de sus pacientes. Dado que estas vidas están limitadas, este ha aprendido a transferir eficazmente su preocupación de un paciente a otro, creando altos niveles de inteligencia emocional y de empatía en el trato con las duras realidades de la monotonía al final de sus vidas. El dilema, sin embargo, es que le cuesta participar y comunicarse con los seres humanos que no están muriendo o en el dolor crónico, y las familias de aquellos por los que se preocupa tienen una desaprobación insensible a dicho trato.
Gran parte de la estructura narrativa de la película es esporádica , y aprendemos sobre el carácter de David a través de viñetas de interacción social convencional dispersa a través de los 90 minutos de metraje , pero el retrato que Roth ofrece es tan sutilmente matizado que es entrañable , a pesar de algunos juicios morales dudosos . Mientras que muchos dirán, sin duda, las similitudes en estilo y sustancia a Michael Haneke , la estética propia e idiosincrasias de Franco se pronuncian suficiente para decir que aquí hay una sensación palpable de algo especial. El realismo casi quirúrgico de sus películas anteriores se continúa de manera similar, pero no llega a ser estéril con la cinematografía, de alguna manera se las arregla para hacernos sentir fríos observadores de una situación con un solo final.
Películas como “Chronic” son quizás el único medio por el cual podemos comprender nuestra propia mortalidad, nuestro propio e inexorable caminar hacia la nostalgia y la incontinencia. La probabilidad es que la mayoría lleguemos a ese punto de la vejez. Créanme, si les llegara ese momento, desearían tener a David a su lado. Necesitamos más gente como David.
