El cine independiente ha ganado muchos seguidores en los últimos años. Lo que películas como “Pulp Fiction” o “The Passion of the Christ” lograron –convertirse en éxitos de taquilla- es algo común en 2016, pues la falta de grandes productoras no es necesariamente sinónimo de bajo presupuesto. Las películas independientes se caracterizan por tener un trabajo mucho más enfocado. El director tiene más libertades, porque los productores intervienen mucho menos que si se tratara de un blockbuster en el que todo tiene que ser precisamente calculado.
Hay películas independientes que son premiadas en los grandes festivales del mundo. También existen los Spirit Awards, dedicados al cine independiente que ha ganado tanta popularidad que algunas personas lo consideran más importante que los premios Oscar.
En Netflix se pueden encontrar algunas de las más grandes (y recientes) películas independientes. Distintos temas, presupuestos y países se conjugan en esta lista que demuestra que muchas veces las mejores películas no necesitan llevar esa línea que las cintas que grandes productoras obligan a tener.
“Hilda” (2014), Andrés Clariond
Una mujer de clase alta tiene una obsesión con las mujeres que limpian su casa. El día que Hilda llega, la atención se centra en ella. Poco a poco la amistad que la mujer le ofrece a Hilda se transforma en obsesión e incluso la obliga a permanecer en la casa sin posibilidad de ver a su familia o amigos. La imposición de la clase alta sobre la clase baja en México siempre ha sido un problema y este es un interesante punto de vista.
“The Wrestler” (2008), Darren Aronofsky
La película de Darren Aronofsky que lo consagró en el mundo del cine independiente también fue la que trajo de vuelta a Mickey Rourke a las salas de cine y lo redimió después de todos los problemas que tuvo con la industria en el pasado. Un luchador venido a menos intenta reconectar con su hija mientras continúa arriesgando su vida entre peleas y adicciones.
“Sin Nombre” (2009), Cary Fukunaga
Fukunaga ha sorprendido con distintos proyectos. “True Detective” y “ Beasts of no Nation” pueden ser las obras más conocidas, pero la historia de una inmigrante ilegal y un pandillero exiliado en camino de una nueva vida es la prueba inicial de que el director siempre sabe sacar lo mejor y peor de la humanidad en sus películas.
“Tideland” (2005), Terry Gilliam
Tal vez fue Gilliam, tal vez fue alguien más quien se lo dijo; el punto es que el director, antes de presentarte su película, aparece en pantalla advirtiéndote: “mira la película con los ojos de un niño”; mejor consejo no pudo haber dado. La película es un surreal viaje por la mente de una niña, quien platica con sus muñecas ignorando la paupérrima vida que tiene, incluso dejando de lado la muerte de familiares y más. “Tideland” es una oda a la infancia y al peligro que ésta se enfrenta cuando está a cargo de las personas incorrectas.
“God Bless America” (2011), Bobcat Goldthwait
Un hombre tiene una vida miserable. El trabajo está mal, la familia peor; lo único que queda en su mente es el suicidio. Antes de llevarlo a cabo ve en la televisión a una niña que insulta a sus padres ricos por no darle lo que quería de cumpleaños. Como una revelación, decide buscar y asesinar a esa fastidiosa adolescente. Ese es el inicio de una de las películas de humor negro más políticamente incorrectas de los últimos años. Retratando el “Sueño Americano” y su triste realidad, “God Bless America” no es apta para todos.
“Rachel Getting Married” (2008), Jonathan Demme
Antes de que Anne Hathaway se convirtiera en la actriz favorita de Hollywood tuvo que probar ser una actriz seria. La ex princesa de Disney lo hizo con esta cinta, y así cortó tajantemente su pasado de estrella adolescente con el de actriz en camino al verdadero reconocimiento. Hatthaway interpreta a Kym, una drogadicta en rehabilitación que asiste a la boda de su hermana. Los fantasmas de su pasado saldrán justo en los peores momentos amenazando con destruir más que su frágil relación con su familia.
“John Dies at the End” (2012), Don Coscarelli
Una de esas películas que más que ser independientes se convierten en cintas de culto. La historia irreal, la ciencia ficción, la comedia, el drama y la acción hacen de esta una película perfecta para convertirse en la favorita de muchos. Dos amigos deben impedir el fin del mundo viajando entre mundos, realidades y dimensiones mientras luchan contra distintos enemigos. Además de la cinta, te recomendamos ampliamente leer la novela de David Wong del mismo título.
“The Babadook” (2014), Jennifer Kent
Pocas veces escuchamos de cine australiano, pero con “The Babadook” descubrimos que sí puede haber una verdadera historia de terror. El miedo de la infancia es el más poderoso que existe; muchas cosas nos asustan a esa edad y nos dejan cicatrices difíciles de cerrar durante toda la vida. lL forma en que Jennifer Kent tomó esta idea y la llenó de los traumas de la adultez, hacen de Babadook uno de los monstruos modernos más aterradores de los últimos años.
“It Follows” (2015), David Robert Mitchell
Con un trabajo excepcional, esta película le dio un giro al terror. Adiós al monstruo que se esconde entre las sombras. “It Follows” permite ver al espectador en todo momento dónde se encuentra el peligro, lo cerca que está y no hace nada para disimularlo. Al darle un giro a la estructura, la película crece en originalidad.
“There will be Blood” (2008), Paul Thomas Anderson
Anderson podría ser considerado el mejor director del momento. Sus películas siempre son aclamadas por la crítica, aunque no sea el caso de la taquilla. Fuera de que sean obras personales, la interpretación de los guiones con los que trabaja Anderson son fuertes, lo que hace que las películas sean densas. En el caso de “There Will be Blood”, es la fiebre del petróleo en el sur de Estados Unidos donde Paul Thomas Anderson demuestra la lucha entre el bien y el mal, la religión y el capitalismo y el amor y la avaricia.
Fuente: Cultura Colectiva