"La venganza está en manos del creador"
La historia real del cazador Hugh Glass es la piedra angular de la nueva película del director Alejandro G. 
Iñárritu. Es una película que le da un giro de noventa grados a lo que es odio y venganza.
El sentimiento de venganza que hierve en el interior de Glass (Leonardo DiCaprio) es el motor que mueve a esta epopeya de dos horas y media. Mutilado por un oso, dado por muerto por sus hombres y testigo del asesinato de su propio hijo; la supervivencia de Glass será sombría y a la vez sangrienta en un terreno hostil, ambientado en 1820. Sus ansias de sobrevivir solo tienen un motivo: equilibrar la balanza.
Esta pequeña introducción no es siquiera un esbozo de la belleza y el salvajismo mostrado en The Revenant . Mucho más difícil de lo que podemos notar en la pantalla, es su producción. Esta es una película que fue filmada en 80 días, bajo las condiciones más inhóspitas, lo que hacen para el director Iñárritu, que este sea su “Apocalipsis Now” o su “Fitzcarraldo”.
En los primeros cinco minutos, Iñárritu y su director de fotografía Emmanuel Lubezki te dejarán sin habla con una secuencia donde vemos que el grupo de cazadores son atacado por un grupo de nativos americanos, con flechas zumbando, hachas en mano, y un extraordinario escape, liderados por el ingenioso capitán Andrew Henry (Domhnall Gleeson). Serás testigo de cómo un grupo de 40 hombres se redujo a solo 10. El trabajo de cámara de Lubezki asegura que quedes tan cautivado por los detalles incidentales como por la acción: el reluciente sol a través de los árboles, los pájaros dando vueltas, columnas de humo que se elevan, todo estos detalles también serán protagonistas mientras ocurre la batalla.
Uno de los momentos más impresionantes, es el ataque del oso. Con un cuidado impresionante en detalles, nos hace dudar si en realidad fueron efectos visuales. El director y su equipo hacen de este ataque, uno de los más cuidados y perfectos en la historia del cine contemporáneo.
Glass es rescatado por su equipo, curado y llevado a la guarida, pero el camino es dificultoso y montañoso, y es ahí donde aparece Fitzgerald (Tom Hardy), con ideas y acciones tenebrosas. Co-escrita por Iñárritu y Mark L. Smith, la historia es una adaptación de la novela de Michael Punke 2002 – la cual se inspira en el mito que se construyó alrededor de Glass, tras el conocido ataque del oso. La película fue filmada con un realismo documental impresionante, acompañada por cierto misticismo, detalle que siempre acompaña la filmografía del director mexicano. El guión no es cosa del otro mundo, ya que la verdadera acción es visual, minutos transcurren sin que haya una sola palabra, pero dichos minutos serán llenados de imágenes poderosas, desgarradoras, pero a su vez hermosas.
Emmanuel Lubezki está fuera de liga. Cada propuesta visual de este director de fotografía supera la anterior, pero no solo con la calidad visual que lo caracteriza, o el uso constante de luz natural, sino con movimientos de cámara y tomas a largo plano, que de momento parecen imposibles, pero que dichas tomas siempre terminan siendo protagonistas del momento. Glass no es el único hombre en la montaña; en una historia paralela, un nativo americano está llevando su tribu en la búsqueda de su hija desaparecida Powaqa (Melaw Nakehk'o), la cual fue secuestrada por cazadores de pieles franceses. Dicha historia de búsqueda será parte fundamental para el propósito de supervivencia de Glass.
Pero todo este realismo de Hombre Vs naturaleza, no fuera posible sin la presencia de un gran actor. Leonardo DiCaprio no necesita premios para demostrar su calidad. Dicaprio ha demostrado que no tiene miedos a la hora de interpretar papeles, y en esta ocasión explora el lado más oscuro de Hug Glass, llevando, sin lugar a dudas, el personaje más fuerte y riesgoso de su carrera.
Si estás imaginando que "The Revenant" es una película repleta de violencia gratuita, nada podría estar más lejos de la verdad. Es cierto que algunos momentos nos revuelve el estómago, pero Iñárritu lleva el ritmo de la película a la perfección, nunca olvida que incluso en las circunstancias más extremas puede haber levedad y voluntad de supervivencia.
