Ya no hay mas esperas. Han pasado ya 10 años desde la última película de Star Wars, y no sentimos que el tiempo haya pasado. Y es que al ver en pantalla grande los créditos iniciales, la música y
el nombre, nos olvidamos de cuánto tiempo ha transcurrido, pero no del espacio.
Jeffrey Jacob Abrams (J.J. para los amigos) lo ha hecho de nuevo. Rescató una saga olvidada llamada “Star Trek” y le dio color, nuevas vibras e hizo que el público conocedor (y no de esta saga), la disfrutara con nuevos y refrescantes ojos. Créanme cuando les digo que hizo algo mejor con Star Wars.
La historia arranca 30 años después de The Return of the Jedi (Richard Marquand, 1983). Durante todo ese tiempo, se ha construido la Nueva República. Este nuevo sistema de gobierno, ahora se ve amenazado por la “Primera Orden”, el resurgimiento del Imperio que una vez fue instaurado por los Sith.
La película inicia contando precisamente cómo se encuentra esta galaxia muy, muy lejana, con el texto de letras amarillas deslizándose hacia arriba por la pantalla sobre el oscuro espacio cuajado de estrellas, y con la partitura principal que la leyenda John Williams compuso cuarenta años atrás para Star Wars: A New Hope (George Lucas, 1977). Volver a contemplar esta apertura después de tantos años expectantes y francamente complacidos (y con lágrimas en los ojos), provoca en el ánimo una sensación de regresar a un lugar añorado, o más bien, de algo muy querido que nos ha hecho pasar muy buenos ratos y ahora retorna a nosotros para refrescar nuestra memoria y regocijarnos de nuevo. Todo esto no sería posible si no estuviese al timón alguien capaz de comprender cuál es la esencia de la historia, de los personajes y del estilo narrativo de la saga.
J.J. Abrams los comprende a la perfección, con la inestimable ayuda de Lawrence Kasdan, que guionizó The Empire Strikes Back (Irvin Kershner, 1980) y The Return of the Jedi. Como ya había demostrado con Star Trek; nos plantea la primera secuencia y de inmediato reconocemos la dinámica característica de Star Wars, Nos presenta a un nuevo e importante robot involucrado, BB-8, como en el primer episodio lo era R2-D2, y además en un nuevo planeta desértico muy similar al de entonces. Y desde ese mismo instante, todos los elementos, paradigmas y conflictos de la saga a los que estamos de sobra habituados, suceden a lo largo del metraje, quizá con unos puntos de giros fáciles, complacientes e inverosímiles.
Aunque con muchas similitudes a la película del 1977, en esta ocasión vemos a un personaje en busca de sentido, que de repente se ve con un droide en su poder, (en aquella ocasión recordemos que Luke se hace de R2-D2 y los planos de la estrella de la muerte) y que por diversas situaciones y personajes se ven envueltos en una misión de no solo luchar con los rebeldes, sino luchar en contra del sistema.
Uno de los puntos más altos, y quizás el mejor, es sus nuevos personajes: Rey (Daysi Ridley), Finn (John Boyega) y Kylo Ren (Adam Driver). Desde ellos estaremos siendo testigos de nuevas y trepidantes aventuras, acompañados de la película mas oscura y sangrienta (nunca se había visto sangre dentro de la saga hasta esta nueva película).
Pero nuestros viejos héroes no quedan atrás. Han Solo (Harrison Ford), desde su primera aparición en la película, es sin lugar a dudas uno de esos puntos que raya entre la nostalgia de aventuras pasadas. Lo vemos junto a su inseparable Chewabacca (Peter Meyhew) y el punto opuesto que ofrece a las nuevas generaciones, la frescura y gallardía de uno de los personajes más emblemáticos del cine de género.
“Star Wars: The Force Awakens” complace a sus fans. Fue concebida netamente para ellos. Con una historia sencilla, personajes que prometen y el villano perfecto, cuenta con todos los ingredientes que ha hecho de esta saga más que una serie de películas, Star Wars es un acontecimiento mundial. Sin lugar a dudas, la espera ha va valido la pena para los fans. Es altamente increíble la fidelidad y pasión con la que muchos siguen, apoyan y defienden esta saga, que ha demostrado, que no importa de qué generación vengas, la fuerza siempre trabaja en ti de manera misteriosa.
