Hou Hsiao-hsien presentó en el pasado Festival de Cannes, la austera y asombrosa “The Assasin”, y esta se siente como que fue filmada en vivo desde otra época, incluso como su muy saturadas y agresivas imágenes digitales llevan un brillo innegablemente moderno. Formalmente fascinante, narrativamente confuso y frecuentemente sublime, Hou lleva el género de artes marciales wuxia a otro nivel, una lección cautivadora de un verdadero maestro de todas las cosas que pueden ser filmadas.
Aunque la película se abre con un largo prólogo explicando las diversas rivalidades interregionales en la China del siglo nueve, resumir las lealtades exactas y constelaciones de personajes que aparecen en la trama no es una tarea fácil.
Desde la edad de 10 años, la hija del general Nie Yinniang (Shu Qi) ha estado bajo el cuidado de una monja (Sheu Fang Yi). Ella está encargada de enseñarle las técnicas del asesino perfecto. En la secuencia inicial filmada en blanco y negro, vemos el fruto del trabajo de su mentor.
Cuando Yinniang vuelve a la finca de su familia, la trama cambia, el color se impone, y se produce algo de confusión, con un flujo constante de personajes diferentes, hermosos interiores y se introducen varios argumentos; la propia incapacidad para distinguir correctamente entre todo es el resultado de similitud visual y elipsis aparentes.
Esta confusión narrativa pronto tiene un asiento, el compromiso de crear un carácter intuitivo en el espectador. El sentido de asombro visual se acentúa aún más por la edición impecable de sonido, ya que en muchas de estas escenas de interiores las secuencias se desarrollan casi en silencio, la calma solamente es rota por el sonido de un pájaro colocado con precisión.
En el exterior, también, es donde la mayoría de las escenas de pelea tienen lugar. Hou cuida de racionar adecuadamente estas ráfagas de peleas, exquisitamente orquestadas por sonidos metálicos. Dichos sonidos se sienten apagados para que cada interludio te deje con ganas de más. En todo caso, la retención deliberada es quizás la mejor descripción de la estrategia del asesino en su conjunto, con cada expresión de su rostro (que es casi un poema), cada primer plano es perfecto, pero en cada primer plano, estaría reflejada una emoción, la cual puede llegar a ser más poderosa que cualquier espada. En términos de circunvoluciones narrativas del asesino, el espectador se puede preguntar en última instancia, ¿por qué las cosas tienen que ser tan opacas?. Sin embargo, la retención de gran parte de la información es necesaria para comprender lo que está pasando, y saber quién es quién en realidad tiene un efecto paradójicamente liberador. El espectador estaría liberado de la necesidad de saber cada elemento de la trama, dicho espectador puede simplemente sentarse y disfrutar de toda la grandeza en cuanto a composición cinematográfica, y dar riendas sueltas a la intuición, imaginación y creatividad de los humanos poseen. “The Assasin” es una película perfectamente creada, hecha para el público que no necesita explicación, que solo entiende el hecho que no todo cine debe seguir una lógica narrativa, o un explicación visual al hecho.