‘’Ser joven hace todo cerca, ser viejo hace que todo sea muy lejos”
Con relámpagos de pura brillantez y una estructurada narrativa sin desperdicios, “Youth” de Paolo Sorrentino, puede caer en el ‘’leccionismo’’ burdo, pero muy en el fondo, explora uno de los más temibles miedos de los humanos, la vejez.
Dándole seguimiento a su obra maestra del 2013 “La Grande Bellezza”, el director italiano ha vagado hacia el norte: desde el clamor de neón del circuito de fiestas de Roma, a un hotel alpino y silencioso en Suiza, donde vemos a Fred Ballinger (Michael Caine), un jubilado compositor musical, y su viejo amigo Mick (Harvey Keitel), un director de cine de edad avanzada, ambos en la parte final de sus exitosas carreras.
Fred está escapándole a un enviado de la familia real británica (Alex Macqueen). Este quiere organizar una gala real con “Simple Songs” la obra más famosa del compositor, mientras que Mick está allí para terminar su ultimo guión, y a su vez hace todo lo posible para asegurar los servicios de Brenda Morel (Jane Fonda), una de las estrellas más grande en la historia de Hollywood.
Mientras tanto, la hija y asistente personal de Fred, Lena (Rachel Weisz) descubre que su marido la abandonó por la cantante de pop Paloma Faith, y dicha ruptura provoca una larga crisis existencial, tanto en su vida y la de su padre.
Con sus gafas de montura gruesa y la melena llena de canas, Caine se ha labrado como un “doppelgänger” virtual de Toni Servillo (Jep Garbandella), que fue el personaje principal de “La Gran Belleza”.
El estilo le sienta bien a Caine, después de todo, Gambardella, era una reinvención del personaje de Marcello Mastroianni en la película de Federico Fellini “La Dolce Vita”, cuyo inconfundible estilo, cae perfecto con el melancólico y sereno personaje de Michael Caine.
Una vertiginosa visión del pasado, es lo que denotamos como propósito principal en “Youth”, y se resume en una forma coherente con una secuencia en la que Mick (Keitel) pide a uno de sus (muy jóvenes) guionistas que miren a sus colegas por el lado equivocado de un telescopio después de haberle mostrado una montaña a través del lado correcto, mientras este replica "Ser joven hace todo cerca, ser viejo hace que todo sea muy lejos”. Es un encantador momento, melancólico, aunque no sentimental. En lo que se refiere a Fred, su pasado debe permanecer allí, según él, “por razones personales”, razones que descubrimos al final de la película.
Sorrentino y su habitual director de fotografía, Luca Bigazzi, encuentran todo tipo de atractivos visuales en el hotel y sus jardines. Me gustó un corto interludio en un baño de vapor, cuyos ocupantes desnudos mimetizan una pintura de Rembrandt en la oscuridad. Otra de mis favoritas es una escena en la ladera, en la que Fred lleva a cabo un concierto acompañado de las vacas y sus respectivas campanas en el cuello. Weisz, quien entrega como siempre, una fabulosa interpretación (Tal vez su mejor desde “The Constant Gardener), parece a una versión moderna de Silvana Mangano (actriz italiana)con una maravillosa secuencia en la piscina del hotel, donde su mirada y el cambio de música, hacen también una de las bellas narrativas cinematográficas de la cinta. Pero a pesar de esta elegante diversión, la película nunca toma su tema central con la misma claridad o el coraje como “La Grande Belleza”. Ambas nacidas de la misma pluma (Sorrentino) y que exploran el mismo tema, las nostalgias del tiempo pasado. Como dice la máxima, que el en el cine no hay papeles pequeños, Jane Fonda hace una breve pero majestuosa presencia, representando a ese viejo Hollywood que se resiste a cambiar. "La televisión es el futuro, Mick," le dice Fonda a Mick. “Y Si te digo la verdad, es también el presente."
Las películas de Sorrentino desmienten esta afirmación con regularidad, y es que las películas de Sorrentino hay que verlas necesariamente en el pantalla grande. “Youth” es una hermosa y majestuosa película, apoyada por una puesta en escena impecable, con extraordinarias actuaciones de Caine y Keitel, diálogos maravillosos, pero que con desgano, la historia cae en el aleccionamiento del público.