Tras un estrepitoso comienzo, en una secuencia cargada de mucha adrenalina y con algunas imágenes potentes, "Sicario" se torna tan carente de emoción en su historia y personajes que no es hasta la segunda mitad que retoma el vuelo esta especie de "Zero Dark Thirty" de la guerra contra el narco en la frontera México-EEUU.
Aunque Villeneuve es ya un maestro en su intensa carrera, luce como si esta película la hubiera hecho con el piloto automático activo con todo y que algunas escenas están muy logradas y apoyadas en la visual del gran maestro de la fotografía Roger Deakins, con quien ha logrado hacer una buena dupla en apenas dos películas. Por demás cuando ves a Benicio Del Toro sientes una especie de deja vu que te remite a "Traffic", si bien tanto él, como los demás actores hacen un buen trabajo, estos no pasan de correctos y no logramos empatizar del todo con los personajes, exceptuando quizás con Emely Blunt el público crea cierta empatía, pero creo que así como su personaje, así se siente el público de confundido hasta la primera mitad, hasta que cada pieza se coloca en su sitio.
Queda claro el trasfondo de la farsa de EEUU en el combate contra el narcotráfico, pero no ahonda mucho en los orígenes del mal aunque vamos a entender que tales cosas exigen una amplia explicación que posiblemente no se puede cubrir con dos horas, de tal forma que el dilema moral queda un tanto tópico, difuminado y alejado de la fuerza con que fue planteado en "Prisoners" del mismo director, en aquella todo se circunscribía a una historia familiar, con un dilema tan fuerte y provocador que el espectador se podía sentir identificado con aquel padre en la frontera de la locura, mientras aquí el espectador no se siente tan identificado, aunque pueda entender ciertas motivaciones -también familiares- envueltas dentro de todo el complejo conflicto. La historia como decía al inicio del párrafo, no va de buenos contra malos, este thriller es un crónica interesante de un tema en el que a los gobiernos se les está yendo de las manos al punto de que puede desestabilizar la tranquilidad social, aquí coloca como ejemplo, una de las tantas caras; representada en esa escena sobre lo que pasa cuando la cabeza de un cartel en México cae, temas colaterales como la inmigración y como las agencias gubernamentales norteamericanas y las autoridades mexicanas están envueltas alrededor del narcotráfico. El gran pero es que no llega a la grandeza (y posiblemente ya esto no sea culpa de Villeneuve, sino del guión), de otras películas de la filmografía del canadiense como "Incendies", "Prisoners", "Polytechnique", etc., aún cuando la película toma cuerpo e intensidad en la segunda mitad.
En apartados técnicos como edición el trabajo es notable o la gran banda sonora de Jóhann Jóhannsson. Una buena película que no llega a memorable ni extraordinaria. Para pasar el rato.
6/10
