Robert Zemeckis es del tipo de director de cine que nació dentro de la industria, hijo por excelencia del estilo “Spielberiano” y graduado con honores en dicha escuela. Este conoce a plenitud lo 
que conoce y necesita la industria de cine norteamericana. Y es que como creador, ha hecho de todo. Es imposible no relacionarlo con un sin número de películas, ya conocidas como clásicos, de los últimos 30 años. Títulos como la trilogía de “Back to the Future”, “Who frammed Roger Rabbit”, “Forrest Gump” y “Cast Away” son solo algunos de los títulos más conocidos y por ende, de más éxito.
En esta ocasión, nos presenta a Phillipe Petit (Joseph Gordon-Levitt), un artista del equilibrio. Petit se denomina a sí mismo como artista, ya que lo que presenta no es un acto de circo, es puro y orgánico arte. Petit disfruta de desafiar la ley de la gravedad al caminar de manera improvisa entre dos árboles o hacer actos de equilibrio y malabarismos en plena ciudad de Paris. Corre el año 1973 y Petit descubre el World Trade Center (Las Torres Gemelas de Nueva York) y desde ese día, estas se vuelven su obsesión y próximo objetivo a cruzar.
La maravillosa hazaña de Petit fue presentada con altos laureles en el 2008 por el director James Marsh (The Theory of Everything) en el documental “Man on Wire” en el que el mismo Petiti y sus secuaces narraban como hicieron realidad este acto. Con ayuda de pequeñas partes de ficción, Marsh narra con extraordinaria precisión este logro. No por casualidad ganó el Oscar y el premio BAFTA a mejor documental ese mismo año.
Zemeckis sin miedo alguno, y como comenté, siendo un alto conocedor de cómo contar historias interesantes al público, apoyado por la tecnología del 3D y Imax, lleva una vertiginosa experiencia, en donde sentirás la tensión de la altura y de vez en cuando, cierta sensación de vértigo. Zemeckis, con su particular estilo en cuanto al movimiento de cámara, hace partícipe al público de los sentimientos y sensaciones que tal vez Phillipe sintió en ese momento, apoyado por lo fácil en cuanto a narración, ya que dicha película es contada en forma de primera persona, facilitando así la narración, algo ya visto en su “Forrest Gump” con mejores resultados.
La estrella de la película es sin duda Joseph Gordon Levitt, que con un magnífico acento francés y una que otra conversación en dicho idioma, lleva la película a sus espaldas desde su inicio, apoyado por unos magníficos efectos visuales.
No quiero dejar de mencionar el efectivo trabajo de Sir Ben Kingsley y Charlotte de Bon en el renglón de actuación, la extraordinaria fotografía de Darious Wolski (The Martian y Pirates of the Caribbean) y la muy buena musicalización del maestro Alan Silvestri, que aunque de momentos emula las partituras de “Forrest Gump”, (creadas por sí mismo), no dejan de ser siempre efectivas.
“The Walk” es una efectiva película que entretiene y con muy buena terminación, que sobre todo, pone en manifiesto una de las hazañas más impresionantes de la historia, y demostrando de qué están hechos los testículos de Phillipe Petit, ¡acero, definitivamente!
