Mas o menos para el año 2000, cuando el primer lío de las EDES y la recordada Unión Fenosa, se discutía el hecho de sacar a la "distribuidora" de electricidad. En lo que se averiguaba el caso, y al no aparecer los contratos, su reverendísima majestad de España y todas las Zetas y Etas, Juan Carlos número "a quien le importa", Rey ibérico, se apersonó directo desde la madre patria a decir a los isleños de la Erredé en tono de "diablo loco, pero que idiota son e’to’ tiguere": "A VECES HAY QUE SACRIFICAR LA SOBERANÍA, POR LA MEJORÍA"...No es difícil interpretar la verdadera intención del discurso, ni mucho menos entender la motivación, siendo JuanCa, asesor y accionista de los Peno...Fenosos.
Quinientos y alguito años después de los espejitos y cascabelitos por oro, el indio de Quisqueya no solo no tiene potestad a reclamar el derecho a su oro, sino que debe de quedarse callado para que no lo llamen nacionalista y que aparentemente "e' obliga’o" dejarse meter el chorizo de que es por nuestro bien y que nos ayudan. No creo tener que recordar a nadie el desenlace de esa visita que pasara hasta hace solo 15 años: nunca vimos los beneficios, nunca vimos la cooperación de lado y lado, al igual que nunca hubo luz, nunca bajo el precio, sino lo contrario...al final se fueron con nuestro dinero y salimos todos bien jodidos y peor que antes.
Cuando hablamos de espejitos y cascabeles, ellos pueden venir del norte o del sur, el oro siempre es de aquí como en antaño. Mas duro aún, importamos para que ayuden a locales a esconder el botín y sacarlo. Siempre y en todo momento la idea es llevárselo todo y ni una comisión a los indígenas que les cooperamos en la extracción, lo mas seguro, ni las gracias reciban, después de todo, para eso estamos, ¡¡¡para servirles!!!.
Pobres de ellos si llegaran a reclamar tan siquiera una explicación, esos malagradecidos. Lo que si llegará eventualmente a nuestros oídos y mas allá, es lo flojos y estúpidos que somos, lo haraganes, poco calificados y nuestro desdén para el trabajo. De como tuvieron que llegar aquí a explicarnos incluso del valor propio del oro, su gran labor al ayudarnos, que no sabemos de nada y mas bien, de lo que estorbábamos mientras se van riéndose, de camino al banco.
Obviamente que el oro ha cambiado de nombre a través de la historia; una vez se llamó oro, otra vez tierra, luego energía eléctrica, ahora se llama cine...Pero las plumas parecen no abandonar nuestros atuendos, lo mismo que el complejo de Guacanagarix que llegó para quedarse.
La evolución de la especie ha obligado a mutar. Ya no es solo el cara pálida el que nos ofrece los espejitos, también el aborigen ya mezclado, maquillado y desplumado para la ocasión, es quien ofrece gloria y consagración cual pastor evangélico, a cambio de que seas esclavo indolente y servil, que hagas cuanto se te dice, que no cuestiones sus motivos. En ocasiones, ¿por qué no? sueltas un poquito de plata. Habrá quienes afectados o no, condenarán estas prácticas, para el día de mañana, según convenga, hacer exactamente lo mismo, quizás un tanto peor. Pues lo realmente importante es hacer, bien o mal, pero hacer más que hablar, y los que critican es por (obvio!!!) envidia.
Una vez matemos la gallina de los huevos de oro, como se ha repetido tantas veces en el arte y todos sus quehaceres del 3/4 de isla, nos echaremos la culpa unos con otros: unos porque "yo no sabía", otros porque "pero si iba todo bien". Los demás harán el bailecito de "yo te lo dije". Pero al final de cuentas, muerta la gallina, habremos perdido todos.