Magnífico retrato de la adolescencia, con las inseguridades y rebeldías que conlleva esta etapa de la vida y como esta chica enfrenta la realidad de un hogar desmoronado, que a la vez afecta su vida y su comportamiento.
A resaltar ese plano casi al inicio de la pecera con el barco quebrado como símbolo del hogar bifurcado de Anna, lo cual me hace pensar que Rúnar es un director inteligente, de buenas ideas visuales y que sabe trabajar estructurando las imágenes, que es lo que diferencia a un buen director de un gran director; esa capacidad de poder emplear la cámara como herramienta sútil para sugerir cosas, más que mostrar.
La puesta en escena de Rúnar es elegante, a medio camino entre el clasicismo y el realismo con unos actores inmejorables que nos hacen creer que más que una película estamos viendo el drama cotidiano de Anna y su entorno. El final me deja un tanto decepcionado respecto al conjunto de este mediometraje que fue el trabajo final para la Den Danske Filmskole, nombre original danés de La Escuela Nacional de Cine de Dinamarca.
De todas formas Gran trabajo del islandés Runarson.
6.5
