El director Tarsem Singh de alguna forma u otra ha tenido interesante proyectos en sus manos.
Recuerdo cuando en el 2000 muchas películas querían ser la próxima “The Matrix” y todos hacían comparaciones con peliculas como “13th Floor”, “Equilibrium” y “The Cell”, en las 
cuales se hace cierto rejuego con la realidad y la ficción, basadas en las computadores. También cierta paranoia del fallido Y2K ayudo al tema.
En esta ocasión vuelve a presentar un tema interesante, el tema de la inmortalidad. Pero no solo inmortalidad física, sino esa inmortalidad productiva y de reparar daños en la vida anterior. Aquí es cuando entra en juego la propuesta de cambio de cuerpo.
Ben Kingsley es Damián, un magnate de las bienes raíces que está siendo afectado por una enfermedad terminal, dicha enfermedad pone en riesgo su imperio. Le son ofrecidos los servicios de una empresa, que se encarga de transferir tu mente a un cuerpo más joven. Es ahí cuando Damián conoce los juegos sucios de dicha empresa, y quiere hacerle frente. Pero algo que no contaba Damián, es el pasado que hay detrás del su nuevo cuerpo, algo que irá descubriendo.
Hay un buen planteamiento de la historia, pero comete el error de la mayoría de las películas, se van por el lado fácil. Las cosas van pasando de una manera fortuita y sin sentido, cada una de las consecuencias y los hechos realizados por los personajes van de mal en peor, y lo que es más perjudicial, los mismo personajes traicionan sus motivos y porqués.
Viendo esta película no pude evitar la comparación con “The 6th Day”, cinta de ciencia ficción donde el tema principal es el uso de clones y dicha transferencia de memoria a dichos clones. Algo parecido ocurre en esta película, incluso, situaciones y personajes al calco de aquella película del 2000 (¿ven a lo que me refiero con lo de la paranoia del 2000?).
En fin, no hay mucho que decir o explicar acerca de “Self/Less” donde todo parece fácil y fortuito, incluso, la estética que hizo famoso al director Singh está totalmente ausente. Su ritmo lento y aburrido, la pobre actuación de Ryan Reynolds y Natalie Martínez, hacen de esta película una fuerte candidata a lo peor del 2015.
