Con Ant-Man, Marvel concluye la llamada ‘Fase 2’ de su Universo Cinematográfico que en estos años ha desarrollado como las secuelas del equipo de The Avengers y Guardians of the 
Galaxy.
En una industria como la de Hollywood, donde el sinónimo de Blockbuster es netamente enfocado al cine de súper héroes, vemos como estos universos de héroes han casi eliminado al buen cine comercial, ese cine enfocado a las masas, pero con la diferencia que lograba mínimos debates entre su público. El tema principal en estos momentos es cómo esta película se enlaza con la siguiente, si dicha historia es fiel al comic o qué actor debería hacer dicho papel, dando cabida a un grupo de expertos en la materia de comics, que ya se han convertido en celebridades, entre sus 150 seguidores en twitter.
Ant-Man, dirigida por Peyton Reed, aporta así un toque más ligero a una saga de películas interrelacionadas entre sí con los efectos visuales como su fuerte, pero este aspecto se convierte también en un arma de doble filo. Si bien es de agradecer que Marvel traiga historias nuevas a su universo, Ant-Man da la sensación de ser introductoria y quedar fuera de lugar al no contar con la espectacularidad de sus predecesoras (Lo mismo ocurrió con “Thor”).
No voy a negar que me tomó de sorpresa la decisión de Marvel, al otorgarle la dirección a Reed, un director prácticamente desconocido que había dirigió comedias de bajo calibre (The Break-up, Yes Man), suplantando a uno de los mejores directores jóvenes de estos tiempos, Edgar Wright, el cual había colaborado como guionista. La desvirtuacion de la historia y la dirección es clara, pero las influencias del director Wright también lo son. Esas secuencias de diálogos donde el maravilloso Michael Pena narra sus historias en la boca de otros, son santo y seña del director inglés.
La cinta sigue a Scott Lang (Paul Rudd), un experto ladrón que ha sido observado por Hank Pym (Michael Douglas), un brillante científico quien antiguamente era Ant-Man, pero que ahora le dará la oportunidad a Scott para que cambie su vida, se convierta en un nuevo hombre y superhéroe para que proteja el secreto que se esconde en su espectacular traje de Ant-Man, el cual reduce al portador al tamaño de una hormiga, pero que le concede fuerza sobrehumana. Dicha tarea no será sencilla, ya que un ex alumno de Pym (Corey Stoll) tiene un plan no muy bueno con la tecnología del traje.
La historia pareciere un collage de todas las historias de redención de súper héroes y tintes de la primera entrega de “Iron Man”, es decir, aunque están basados en la historia original, las similitutes están a la vista.
Algo que no podemos refutar, es la calidad de sus actores. Desde el legendario Michael Douglas que esta más que correcto como Hank Pym, la hermosa Evangeline Lily, Corey Stoll, Paul Rudd y sin lugar a dudas, lo mejor de la cinta, Michael Pena. Cada uno de ellos sabe lo que hace, y lo hace con una gracia necesaria para este tipo de cine.
“Ant-Man” es la primera comedia de Marvel, una cinta donde los diálogos son más interesantes que las mismas secuencias de acción, donde vemos una historia simple y predecible, pero que no deja de lado el entretenimiento. Pero como es de esperar, dichos resultados tienen doble filo, dicha facilidad para llevar público, puede convertirse en un efecto cansón e insípido si dicha factoría no ofrece algo novedoso.
