La voz de Luis Estrada se ha escuchado dentro y fuera de México, llevando las historias que vemos a diario a la pantalla, escogiendo como estilo, la comedia. Pero no cualquier comedia, una comedia negra y sarcástica, tal vez como lo que vemos en los noticiarios.
De las películas de Estrada, conozco sus últimas 4: “La Ley de Herodes” en donde vemos el uso desmedido del poder, y más si ese poder es usado por los menos calificados; “El Infierno”, un retrato
de la ascendencia y decadencia de muchos personajes en el mundo de las drogas; “Un Mundo Maravilloso” en donde expone una realidad en donde la plaga de nuestra sociedad es querer conseguir todo fácil; y por ultimo “La Dictadura Perfecta” en donde nos deja ver que tan poderoso son los medios de comunicación, esta última es tal vez su trabajo más flojo.
En “La Dictadura Perfecta” vemos como el caos inicia con un pedido del presidente de México (Sergio Mayer con la parodia perfecta de Enrique Pena Nieto). Dicho pedido da inicio al caos en contra la imagen del gobierno. Dicho gobierno pide ayuda del presidente de una televisora (Tony Dalton) para eliminar la campaña negativa, y este logra distraer la atención del público con otro escándalo, donde vemos a un gobernador (Damián Alcázar) aceptando un soborno de un narcotraficante, pero este otro escándalo es apenas el comienzo de una serie de otros.
Con dicha premisa, Estrada nos adentra dentro de una realidad palpable, algo que no solo vemos en México, sino en cualquier país de Latinoamérica. Es como aplicar “El manual de cómo salir de problemas básicos en países latinos’’ a la perfección.
El problema de esta película radica, a mi entender, en las ya conocidas situaciones, y me gustaría ser específico con el ejemplo de otras dos películas. “Wag The Dog” (1997) de Barry Levingston y “Mad City” (1997) de Costa Gavras, ambas extrañamente protagonizadas por Dustin Hoffman, en donde claramente exponen el enorme poder de manipulación que ejerce la prensa, específicamente la televisión en el publico. Si está en televisión, lo creemos. “La Dictadura Perfecta” se alimenta directamente de las ideas de esta película, y es como si adivináramos las situaciones y sus desenlaces. El largo del metraje y abuso continúo del mismo lenguaje cinematográfico, aburren.
Amén de las maravillosas actuaciones de todos los actores, es innegable el talento y la facilidad narrativa de Estrada en este estilo. La película llega a cansar y a tener el sentimiento de no importarme.
Damián Alcázar, Osvaldo Benavides y Tony Dalton, son sin lugar a dudas los puntos más altos de la película. Alcázar, termina por consagrarse como uno de los talentos más apreciados del cine latino, donde es capaz de navegar en cualquier género, sin miedo, con resultados extraordinarios.
En resumen, “La Dictadura Perfecta” es un buen resultado, con estilo y narrativa conocida. En fin, nos deja con la clara pregunta de que ¿es la noticia que queremos saber o la noticia que queremos oír? Siempre al final, el que vota es el pueblo.
