Una de mis más preciadas memorias cinematográficas, por allá en 1992 (cuando apenas comenzaba a ir solo al cine) fue ver “Jurassic Park” en pantalla gigante. Fue mágico, pero no solo por toda esa adrenalina de sentirme libre de mi madre para ir al cine, sino porque quedé fascinado por la ciencia detrás de la película. Ese pseudo-Indiana Jones nerd de Sam Neil o la utilización de dinosaurios como personajes principales en una película moderna, fueron algunas de las tantas cosas que me cautivaron e hicieron que fuera a verla 3 veces al cine… sí, yo solito (tenia 11 años).
Dejando algo de lado el libro de Michael Crichton, que en la década de los noventa se creó cierta fiebre por adaptar todas sus novelas (Congo, Sphere, Raising Sun, The Lost World, Next, etc), el director Steven Spielberg demuestra por qué es uno de los directores que más ha influenciado directores modernos. Spielberg, otra vez, crea películas comerciales con alma.
Y no es que deba defender el trabajo de Spielberg una y otra vez. Sé que hay gente que lo odia y me reprocha de sobremanera dicha defensa, pero mi opinión está basada en resultados. Spielberg una y otra vez ha rescatado el cine comercial moderno, con muy buenas películas: lo hizo con “Jaws” (1975), Cazadores del Arca Perdida (1981) y la mencionada Jurassic Park (1993). Pero si hay algo en lo que peca el director de Ohio es en su carencia de estilo.
¿Cómo quieres emular el estilo de un director que no lo tiene? “Jurassic World” es tu respuesta. Con mas product placement.
No voy a negar que sí es una película comercial entretenida. Sabe llegar al público. Pero es una película que vas a olvidar al momento de salir de la sala. Es una película que no recordarás mas que la “cuarta película de dinosaurios”. Carece de simpatía y de esa magia que hace que desees ver y revivir la experiencia de ver una buena película, una y otra vez.
El parque está abierto. “Jurassic World” abre sus puertas y es uno de los centros de diversión con más visitas al año en el mundo. El mismo, esta manejado por Claire (Bryce Dallas Howard), una fuerte y estricta mujer de negocios. Claire, recibe la visita de sus sobrinos Gray y Zach, los cuales podrían complicarle el manejo del parque. Pero dicho parque quiere ofrecer más a sus visitantes (al parecer tener dinosaurios no es suficiente), y crean una especie de dinosaurio más agresivo e inteligente. Dicho dinosaurio, por errores humanos, escapa y amenaza la seguridad de las de veinte mil personas que están en el parque, incluyendo los sobrinos de nuestra ejecutiva. Ella necesitará la ayuda de Owen (Chris Pratt), un domador de velociraptores que trabaja para una compañía de seguridad del parque. Él y su equipo harán lo posible para calmar la amenaza.
El primer problema de esta película es la carencia de gracia. No hay nada de carisma en la historia, los personajes e incluso los dinosaurios. La historia esta llena de personajes repetitivos, situaciones comunes y giros esperados. Poco le importó a los guionistas Rick Jaffa y Amanda Silver (‘’Rise of the plane of the apes’’) el desarrollo de los mismos. La historia es una pobre y mal desarrollada excusa para usar los extraordinarios efectos visuales.
El director Colin Trevorrow presenta una pobre ejecución narrativa. Es otro ejemplo de que algunos directores, no saben dar el salto del cine indie al cine comercial, ya que no entienden el negocio. Marc Webb no lo entendió con las dos películas del “Increíble Hombre Araña”, y ahora, el amigo Trevorrow (‘’Safety Not Guarateed’’) intenta crear una película con alma propia, pero todo esto se va por ducto.
Chris Pratt y Bryce Dallas Howard intentan crear personajes interesantes e incluso graciosos, pero con el poco tiempo que se le ofrece, porque la acción es más importante que la narrativa, llegan a tener resultados mediocres, y tal vez para ambos, el punto más bajo en sus carreras.
“Jurassic World” es un resultado mediocre, una película que no sabe lo que es, si una secuela o un reboot. Es una película que logra el cometido de mostrar el poder de Hollywood, pero como la analogía del parque, en la que ‘’ya es difícil sorprender al público así que vamos a crear un show mas grande, más peligroso, mas inteligente” tienen un resultado sin gracia, y esa magia que hizo que un niño de 11 años fuera solo 3 veces al cine y soñara con ser un científico se esfumó.