Aun tengo fresco en mi memoria el recuerdo de la primera vez que vi “Toy Story”. Sabía que no era una película animada común y corriente, algo mágico había detrás de esos efectos visuales, y al fin pude descubrirlo. Las historias de Pixar son atemporales. Pixar es como “El Principito” (De Antoine de Saint Exupery) del cine.
¿Por qué hago dicha referencia al libro de Saint Exupery? A mi entender, ese libro tiene algo de mágico. Puedes leerlo cuando eres un niño y vas a entender algo. Si lo lees cuando eres adolescente lo interpretaras de otra manera, y si lo lees como adulto, no descartarás los conceptos anteriores, pero si entenderás las diferencias entre ellos. Aun no llego a la vejez, pero cuando llegue (ojala así sea) lo volveré a leer y estoy casi seguro de que mi percepción no será la misma, y tal vez tenga otro Baobab. Esto mismo sucede con la mayoría de historias de Pixar. No importa la edad que tengas, dichas historias siempre te dirán cosas diferentes. Sin importar los años de tu vida que hayan transcurrido, tus ojos y sentir de niño morirán contigo, ahí es donde radica la verdadera magia.
Y es que, aun escribiendo estas palabras, y haciendo memoria a mis historias favoritas de dicha compañía, la emoción y la felicidad me invitan a re-visitarla, ya que extraño mucho aquella inocencia.
Después de que Riley (Kaitlyn Dias) se muda de Minnesota a San Francisco con sus padres (Voces de Kyle Machlahan y Diane Lane) inicia el conflicto en como encajar con amigos nuevos, nueva escuela y la nostalgia, pero ella nunca está sola, ya que dentro de su subconsciente hay un equipo que no la dejará sola: Joy (Amy Poehler), Sad (Phyllis Smith), Fear (Bill Hader), Disgust (Mindy Kaling) y Anger (Lewis Black), todos ellos conforman esas vocecitas que no nos dejan en paz. En dicho caso, esas vocecitas le pertenecen a Riley. Ya quisiera yo poder elegir los actores que representen las mías.
El director Peter Docter puede consagrarse como una de las mentes más creativas del cine de animación. Escritor de la trilogía de “Toy Story”, “Wall-E”, “Up” y esta “Inside Out”. Todas son credenciales más que suficientes a la hora de hacer historia, y no solo suficientes, sino necesarias. El, junto al dibujante Ronaldo Del Carmen, crean el universo extraordinario dentro de la cabeza (y fuera de esta) en la vida de Riley, y nosotros no podemos estar más agradecidos por ello.
No crean que la historia se quede en el desarrollo de las emociones. Es un viaje complicado dentro de la mente y experiencias de un niño, pero dicha complicación resulta tan fácil y maravillosa, y sobre todo divertida y nostálgica. No importa que tan fuerte o maduro te creas ser, estoy seguro que “Inside Out” te hará llorar de emoción. Aun las lagrimas no corran por tus mejillas, dicha emoción, memorias, personajes y situaciones son intrínsecas en todo ser humano, así que no podrás escapar de ellas.
“Inside Out” es la mejor película de Pixar desde “Up”, y sin lugar a dudas, la más original, refrescante y nostálgica. Es difícil decir cuál es la mejor entre tantas maravillosas historias de este gran equipo de creadores. Yo como humilde y ansioso espectador, seguiré disfrutando y visitando, mediante sus películas, una niñez que no he olvidado.