Muchos gratos recuerdos llegan a mi memoria cuando disfrutaba de “La Segunda Madre” (The Second Mother) de la directora brasileña Anna Muylaert, no solo por la buena película que es, o la soberbia actuación de Regina Case, sino porque, sea por cursilería o pasadas experiencias, es una película con mucho corazón en escena.
No puedo negar que soy un llorón,( y no, la película no es un drama lacrimógeno), pero si es una de esas historias que pueden tocar a mucha gente. Yo vengo de un país donde la “ayuda en la casa”, sirvienta o Nana, como le quieran decir, es algo muy común de ver en ciertos estratos sociales, pero también es común ver como estas mujeres se entregan a una familia ajena, olvidando así la suya.
Soy y fui testigo de muchas de estos hermosos seres humanos, que en su gran mayoría son símbolos de servicio y amor, y es eso lo que la directora Muylaert narra.
Val es una mujer del servicio en un hogar de la alta sociedad brasileña. Encima de los quehaceres del hogar, es la niñera de Fabinho, un ya adolescente que tiene como figura materna a Val. Un día de verano, Val anuncia que su hija Jessica iría a visitarla para así poder tomar un examen. Este vuelco del destino cambiará el rumbo de dicha familia y de Val.
La facilidad de la directora Muylaert para contar este tipo de historia no es casualidad. En “El año en que mis padres se fueron de vacaciones” narra la evolución de niñez a adolescencia de su protagonista, ambientado bajo dos dictaduras: política y deportiva. Es decir, esta directora, tal vez por ser mujer, sabe tocar ciertas fibras sensibles de cómo crecen y piensan las mujeres y los niños. Aunque muchos de sus personajes tienen cierta similitud, ha sabido hacer muy buenos casting de actores, y dichos actores han sabido hacer la diferencia a estos roles similares.
“La Segunda Madre” fue presentada con mucho éxito en el pasado Festival de Sundance y en el Festival 2015 de la ciudad de Miami.