Por allá en el 1979, un desconocido director llamado George Miller produce y dirige una pequeña película de ciencia ficción llamada Mad Max, con un presupuesto de US $350,000 y un actor desconocido al momento, un tal Mel Gibson, y además filmada en Australia. Con esta conquista al público de la época, convirtiéndose así, hasta esa fecha, la película con mejor ingreso en la historia del cine, con una recaudación total de 12 millones de dólares, algo realmente exorbitante teniendo en cuenta su costo de producción.
Pero con la misma fuerza y carisma que inició, así mismo se apagó. Mad Max y George Miller estuvieron cabalgando hasta el 1985, luego de 2 películas más y ya convirtiendo a Mel Gibson en una mega estrella.
Repasemos las historias de Max. En la primera parte vemos como este policía y padre de familia, está luchando contra un mundo que va hacia un abismo, en la primera entrega aun no vemos las características de Max, sino que es meramente una historia de venganza.
En la segunda entrega ya comenzamos a ver las reales pinceladas del personaje. Max ya es un antihéroe que trabaja para el mejor postor. En esta ocasión, ya sin nada que perder ayuda a una comunidad rica en gasolina a escapar de unos bandidos que necesitan del preciado combustible, aquí es en realidad donde vemos ya el estilo, secuencias y personajes que influenciarán a toda una generación. Persecuciones, villanos, explosiones y un marcado estilo visual, hacen de Mad Max 2 una película entretenida y una de las mejores del género.
Con ya Gibson convertido en una cara reconocida y con títulos importantes como “Gallipoli” y “The Year of Living Dangeoursly” (ambas de Peter Weir), se embarca junto a la cantante Tina Turner en la tercera y menos exitosa película de la saga; Mad Max: Beyond the Thunderdome”, la cual no convence ni a público ni a la crítica, y es así como la saga muere. Pero no muere para siempre.
Mad Max: Fury Road es una demostración de estilo visual, salvajismo y una impresionante puesta en escena.
Es sin lugar a dudas de las mejores películas del cine de acción de los últimos años, y no solo por el ejercicio emocional que provoca la cinta, sino, porque es una resultado con un cuidado artístico que raya en lo perfecto. Es la clara demostración de que a pesar del tiempo, el estilo siempre va de la mano con el artista, y dicho estilo puede evolucionar pero siempre será identificable.
George Miller, que después de haber servido para Pixar con dos películas del pingüino bailarín, vuelve a sus raíces, a su mundo apocalíptico repleto de arena, locos vehículos, personajes que no pasarían test psicológico alguno y presentación perfecta del significado “antihéroe”.
Tom Hardy sustituye con creces a Mel Gibson en su papel de Max. En esta ocasión, Max es atrapado por una comunidad que racionaliza el agua de sus habitantes, con una clara división de clases sociales. Es innegable la influencia de “Metrópolis” (1927) de Fritz Lang para la creación y ambientación de la película.
Max, deberá ayudar a escapar a Furiosa (Charlize Theron) de las garras de Immortan Joe (Hug Keays-Byrnes), el perfecto villano emperador de la mencionada ciudad. Furiosa está escapando por una razón, una razón que despertará la ira de Immortan y sus secuaces. Dicha razón será la causa también de la unión de nuestros dos rebeldes protagonistas.
Mad Max: Fury Road, es el sentimiento más parecido a estar en una montaña rusa. Es acción pura, dura y hermosa, acompañada con todos los excesos del género, pero que en ningún momento George Miller olvida su narrativa. Él es sin lugar a dudas el verdadero loco de la carretera que ha hecho realidad esta dosis de adrenalina en vena.
Siendo una muy buena película, no acabo de comprender tanto aplauso de la crítica especializada… creo está siendo sobre valorada.
Soy mucho más fan de la original, serie B