Escuché por primera vez este título en el programa Cineasta Radio, donde su directora, guionista y actriz principal Virginia Sánchez Navarro, nativa de Santiago y egresada del Lee Strasberg Theatre & Film Institute de Nueva York, promocionaba el próximo estreno del filme en el país, primero en el marco de la XVII Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo , y segundo de manera comercial en cines seleccionados a partir del 7 de mayo. Propuesta que a distancia y por el discurso con que se promovía, captó mi interés y se mostraba como una película que podía ser de mí agrado.
La proyección de Bestia de Cardo, sin embargo, se convirtió en una experiencia sensorial confusa e incómoda, no porque este sea el propósito del filme, más bien por el elevado nivel de incongruencias y caprichos cinematográficos con que cuenta e intenta imponer la película. Moira Cruz -personaje principal de la cinta- es una joven adinerada que es forzada a regresar a su pueblo natal Cardo y convivir con una sociedad elitista e hipócrita, con la que no se identifica y de la que tratará de escapar con la ayuda de un sastre, que se convertirá en su única referencia de amistad en el entorno retorcido en que vive. Premisa interesante, mas, pobremente ejecutada. Con un guión escrito por la propia Virginia, la historia se percibe como una hiperrealidad muy personal, una visión donde el "realismo mágico" guía y se encarga de encauzar los hechos. No obstante, la densidad del material hace imposible el asentamiento en alguno de sus puntos, puntos como el drama/crítica social que plantea, donde logra sus pocos buenos e interesantes momentos (Véase la secuencia del almuerzo con los inversionistas internacionales). El mayor inconveniente del filme es que pretende demasiado y termina perdiéndose, gracias al exceso de la utilización de artilugios tanto estéticos como conceptuales que sólo sirven para agujerear aún más, un guión que de por si es inconsistente y juega (literalmente) con su propio lenguaje narrativo.
Con un amplio y diverso elenco, además de actrices importantes como la mexicana Angélica Aragón, Cardo cuenta con demasiados individuos dispersos que no logran profundidad en el metraje de la cinta, incluso llegándose a cuestionar sus acciones y comportamiento, todo por el uso desproporcionado del contexto ficticio planteado, excusa retórica usada a lo largo del filme para “exponer” situaciones que lamentablemente restan y terminan irrespetando su historia y sujetos de estudio. Virginia Sánchez y Jorge Luis Moreno lideran como Moira y Hermes, catalizadores de la parte rebelde del pueblo que pretender transmitir mediante unos diálogos superfluos, la necesidad de escapar una realidad que les incomoda y enerva, penosamente en muy pocas ocasiones pueden lograrlo. Destacar que el apartado visual-estético liderado de la mano del fotógrafo Diego García, en ocasiones funciona adecuadamente, cuando la reciprocidad con el discurso narrativo es evidente.
En los últimos años, el cine dominicano ha prosperado a nivel de propuestas y géneros, lamentablemente, la mayoría no ha conseguido salir del lastre que muchos critican, la trillada comedia, por el contrario y con excepciones como el apartado documental, estas "propuestas diferentes" resultan en películas fallidas. Bestia de Cardo, pertenece a este conjunto y aunque representa un experimento que se valora por querer mostrar algo distinto en pantallas dominicanas, el resultado final no es más que una composición incoherente y pretenciosa que pretende ser cine de autor.