Manoel de Oliveira era el cineasta más longevo de toda la historia, además del último director de cine que 
surgió desde el cine mudo hasta nuestros días, todo un mito cinematográfico. Nació el 11 de diciembre de 1908 en Oporto, dentro de una familia aburguesada, y murió en esa misma ciudad, a causa de algunos problemas de salud que arrastraba desde hace unos años.
Su andadura en el mundo del cine empezó durante los años 20, cuando de Oliveira realizó una pequeña actuación en un film de Rino Lupo. Pero realmente su vocación era la dirección, en 1931 hizo su primer proyecto audiovisual, realizando un cortometraje documental y a partir de aquí empezó a experimentar diferentes fases de realización, desde un montaje rápido y movimiento de cámara hasta su pasión por el plano fijo como se ha podido ver en muchas de sus películas.
«¿Qué si pienso en parar? Si paro de rodar, me aburro y me muero. Tengo en mente un montón de proyectos. Ahora bien, no sé si la vida me va dar para hacerlos todos» así reafirmó el cineasta portugués su pasión por el cine. Era muy crítico con la manera de realización y opinaba que «la técnica no pertenece a la expresión. Y el arte sí pertenece a la expresión, a la vida. El arte es pensamiento, imaginación, sentimiento… Ahí no entra la técnica», la visión del cineasta venía influenciada por los hermanos Lumière, Georges Méliès y Max Linder.
El éxito no siempre estuvo de la parte del director. En 1942 el desastre que supuso ‘Aniki Bobó’ hizo que de Oliveira se retirase del mundo del cine hasta 1956, cuando estrenó ‘El pintor y la ciudad’, donde se vio un nuevo estilo del director con planos más largos, una búsqueda de la historia más profunda y sobre todo, elementos propios del teatro.
La carrera cinematográfica del portugués es tan extendida que las épocas que ha tenido son muy variadas, desde una etapa más novelesca durante los años 80 y 90, donde se dedicó sobre todo a adaptar novelas, hasta el nuevo siglo, donde de Oliveira se dedica a realizar proyectos que no están tan relacionados y no se establece una etapa como tal, su proyecto más intimista es ‘Porto de mi infancia’ dedicándosela a su ciudad natal.
Una de las curiosidades que tenía el director era que realizaba una película por año, y era una persona muy activa. Ha trabajado con artistas de toda índole desde la francesa Catherine Deneuve hasta el actor John Malkovich. Ha sido reconocido por los festivales más prestigiosos ganando el León de Oro del Festival de Venecia en 1985 y una Palma de Oro en el Festival de Cannes el pasado 2008.
Sus últimos proyectos se desarrollando en la primera década del 2000, algo que no queda muy atrás ya que su último film fue en 2012 bajo el título de ‘Gebo et l’ombre’, mientras que algunos de sus títulos más reconocidos durante estos años fue ‘El extraño caso de Angélica’ junto a Pilar López de Ayala y ‘Singularidades de una chica rubia’ en el 2010.
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