La factoría Hollywood desde hace un tiempo se ha convertido en una compañía mucho más interesada en lanzar y mercadear al próximo héroe de acción o la nueva franquicia de películas, más que la próxima buena película. La cuestión hace tiempo dejó de ser “si la película será buena o no” para pasar a ser si “la película puede ser rentable o no”. Esta situación no solo pasa en Hollywood, sea usted el jurado.
Pero lo triste de la situación, (digo triste porque amo el cine y he podido disfrutar de películas, no solo comercialmente interesante, sino propuestas innovadoras de muy bajo presupuesto), es que ya no son películas, son marcas, son un paquete que únicamente responde al deseo comercial y no al artístico.
Puede ser que esté exagerando o queriendo impulsar una frustración cinematográfica que vengo arrastrando por un tiempo, pero para mí, que crecí viendo cine y mi gusto cinematográfico ha evolucionado conjunto he tenido el privilegio de probar otros cines, en lo personal, me resulta desagradable, no porque no disfrute del cine comercial, si no por lo que se ha convertido.
La saga “Rápido y furioso” es un ejemplo de lo que mencioné. Es una serie de películas que han ido empeorando en calidad con el paso de los años. No solo le restan calidad con cada nueva entrega, es que nosotros, el público, aceptamos esta ridiculez como bueno y válido y la apoyamos masivamente, sin siquiera detenernos analizar lo que estamos hacienda. Algo parecido ocurre en cada elección política.
Me resulta increíble y hasta doble moral la evolución del personaje de Dominic Toretto (Vin Diesel) dentro de esta franquicia. El hombre comienza siendo un delincuente, que casi mata una persona, luego pasa a ser ladrón, a ser Robin Hood y termina siendo espía del gobierno norteamericano, salvando así la soberanía del país. Todo esto, claro está, montado en los más lujosos vehículos del momento (sin una explicación lógica de cómo los consigue) y acompañado de sus amigos, perdón, su familia. Me parece el descaro cinematográfico más grande hasta la fecha.
Pero el punto está en que a tí como lector tal vez te importe poco, pero piensa la tremenda influencia que tiene el cine en la cultura. Recuerdo muy bien la importante influencia que tuvo la primera entrega de la película en mi país (República Dominicana). Los carros nunca fueron igual después del verano del 2001.
En esta ocasión, Dominic busca venganza por la muerte de Han (Sung Kang) a manos de Deckard Shaw (Jason Statham), un asesino que es capaz de destruir un ejército él solito. Dominic y Deckard se ven las caras en varias situaciones, pero no pasa de buenos “choques”, hasta el confrontamiento final, donde inexplicablemente destruyen una ciudad (en realidad destruyen 3). La película se divide en varias innecesarias sub-tramas que van desde el rescate de un hacker, vengar la muerte de su amigo, recuperar un artefacto (dos veces) y mantener salva y sana a su familia, pero eso sí, la quiere mantener sana y salva haciendo los malabares más increíbles y peligrosos que he podido presenciar.
Y es que si se fijan, el exceso de acción llega a cansar y caer ya en lo ridículo. El director James Wan (Saw, Dead Silence) no tiene experiencia en este tipo de cine, y se limita a no tener la cámara quieta ni 5 segundos, para poder justificar la adrenalina del público y ocultar la mediocridad de su película.
Aunque me quedé esperando que salieran garras de adamantium del las manos de Toretto, ya que el personaje parece ser sobrehumano, la película no me despertó ningún interés mientras la veía. El despliegue de diálogos mal escritos, un Vin Diesel que es el mismo personaje en todas sus películas, una cursi e innecesaria despedida, personajes que rayan en lo ridículo (sin ser una parodia), “Rápido y furiosos 7”, es el resultado más mediocre de todas (y si, las he visto todas).
Y es que no termina aquí. Ya se ha anunciado una nueva trilogía. Es decir, serán 10 películas, y claro, para ellos la siguiente será la mejor, porque todos nosotros iremos como borregos a verla, y lo peor de todo no es ir a verla, es justificarla.
No solamente el personaje de Vin Diesel cambió de delincuente a espía, también cambió el personaje de Ludacriss que en la 2da parte era un organizador de carreras y después de la 5ta el tipo es un «brain», un hacker…no ombe no.
¿Y cómo un bendito helicóptero va a estar desbaratando solito la ciudad de Los Ángeles? ¡Como está
la seguridad en EEUU! Por mencionar una de tantas barbaridades.