Noelí (Yanet Mujica), una joven dominicana, viaja todas las tardes a las playas de las Terrenas. Allí, junto con su pareja (Ricardo Ariel Toribio), busca la manera de sacar ventaja y ganar algunos dólares a costa de alguno de los centenares de turistas que rondan el lugar. Entre sus clientes ocasionales, Noelí mantiene uno fijo: Anne (Geraldine Chaplin), una francesa de edad madura que con el paso del tiempo ha encontrado en la isla un refugio ideal donde pasar sus últimos años. Para Noelí, la relación con Anne se basa primordialmente en la conveniencia, aunque los sentimientos se tornan ambiguos a medida que el tiempo de partir se avecina.
Con esta premisa, la pareja de directores Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas presentan su cuarto filme, “Dólares de Arena” es una adaptación de la novela de Jean-Noël Pancrazi.
¿Cómo encontrar el equilibrio entre los que quieren quedarse y lo que quieren irse, pero estos que quieren irse van a dejar más que su corazón en aquel lugar que de alguna forma ya les pertenece? Encontrar la respuesta a esta larga pregunta es el resultado del personaje y los ojos de Geraldine Chaplin, que no solo con su poder histriónico hace que cada aparición de ella valga la pena en el filme, sino el manejo de su cuerpo y de su mirada completan una gran actuación.
Anne no quiere forzar a su amante Noeli a que se vaya con ella a Francia, ella está consciente que su relación es por puro interés, pero ella de alguna forma, para su felicidad, se engaña.
Noeli esta mas que consiente del mundo en que vive, no tiene miedo a pedir, no tiene miedo al rechazo, su único miedo es sentir que su novio la deje de querer.
Es de momentos complejo para los directores impregnar las complejidades de estas relaciones, sumándole el hecho de que el futuro esta incierto para todos.
El pecado de la película está en la redundancia de sus motivos, porque ya con un planteamiento conocido, repite sin cesar las aspiraciones de los mismos, es decir, el punto flojo de la película, radica en la narración.
Otro detalle a admirar es el manejo de dos personajes no actores, Yanet Mujica y Ricardo Ariel Toribio, impregnan con sus coloquiales diálogos lo que hace falta en la industria del cine dominicano, esa impregnación de que somos testigos voyeristas de la realidad, no dudo, que los directores hayan dado rienda suelta a la improvisación, con resultados fascinantes.
La utilización de la bachata de Ramón Cordero y Edilio Paredes como elemento narrativo me parece fascinante, con su música narraba el sentir del momento sin importar nacionalidad, es que la música y los sentimientos son generales, así también, la utilización del ritmo “Dembow” en esos momentos donde la felicidad o la sexualidad estaba presente me parece un muy buen toque, solo dado por conocimiento del arte cinematográfico.
“Dólares de arena” tiene un ritmo lento, pocos diálogos y una impresionante fotografía, tal vez fui con muy altas expectativas, pero Salí de la sala sintiendo que algo faltaba, que algo no encajaba, tal vez este es el propósito de los directores y yo simplemente me deje manipular.
“Dólares de Arena” se presento a casa llena en el marco del Festival Internacional 2015 de Cine en Miami.