Uno de los retos más fuertes que puede tener un actor es tener la responsabilidad (junto con el director) de la evolución de su personaje. Pero cuando la evolución incluye lo físico, el reto se
the theory of everything
duplica. Eddie Redmayne lo hace ver fácil en “The Theory of Everything”, pero estoy seguro que no lo fue.
Redmayne tuvo que dedicar 4 meses de su vida para poder personificar al científico Stephen Hawkings. Para esta película, el mismo actor decía en una entrevista, que solo conoció al científico por 3 horas y que no conversaron mucho, “tengo miedo de hacerle preguntas personales” confiesa Redmayne. Pero el hecho de conocer a su personaje intelectualmente no es suficiente, ya que Hawkings padece de una enfermedad motoneuronal llamada esclerosis lateral amiotrófica (Conocida también como la enfermedad de Lou Gehring). Es una enfermedad que afecta a las neuronas encargadas de nuestros movimientos, y va poco a poco limitando a el individuo a tener movimientos voluntarios. Por ende los músculos se atrofian y poco a poco el paciente va perdiendo la capacidad motriz propia (fin de la clase de medicina) . Es por esto que el reto físico del actor es impresionante.
Redmayne tuvo que entrenarse con un bailarín para aprender a controlar su cuerpo, perder unas 30 libras y pasar horas interminables delante de un espejo para poder lograr dichas facciones de su personaje. Está de más de decir que el resultado fue una actuación formidable de este novel actor, haciéndonos creer de momentos que realmente estamos siendo testigos de la evolución física en tiempo real.
James Marsh, director del filme, tiene algo de experiencia al retratar personajes reales, pero no solo retratar sus logros, sino sus relaciones. Hace unos años, en el 2008, Marsh dirigió uno de los mejores documentales que he visto, “Man on Wire”, donde nos cuenta las reales peripecias de Phillipe Petit, el acróbata que tuvo la audacia de cruzar por lo más alto, las torres gemelas en Nueva York en 1974. Pero no solo narra el hecho, sino que con la ayuda de la ficción, narra todo lo que se relacionó de manera sentimental entre Petit y sus amigos, todo de una manera extraordinaria. En “The Theory of Everything” enfoca todo su talento en la historia de amor del científico británico y su primera esposa Jane Wilde. Marsh sabe sacar grandes momentos cinematográficos, con secuencias memorables (el primer baile de Sthephen y Jane), una gran banda sonora y un manejo de actores superbo.
Un punto que llama mi atención es el detalle sepia de la fotografía. Automáticamente nos traslada a dicha época, y la fotografía va evolucionando de acuerdo el filme avanza y de acuerdo a la época presentada. Es una manipulación cinematográfica maravillosa de Benoit Delhomme (1407, El niño de pijamas de raya).
Una correcta musicalización de Johan Johamson (Prisoners, Foxcatcher) que, limitándose a notas melodiosas, sabe como entonar los sentimientos de los personajes.
Luego de una lucha de tres años por lograr los derechos del libro de Jane Hawkings, y casi 10 años para poder llevarlo a cine, el guionista Anthony McCarten logra tomar los momentos mas significativos de Hawkings y plasmarlo en sus hojas, con diálogos más que correctos y situaciones que muestran la evolución emocional de cada de uno de los personajes involucrados.
“The Theory of Everything” es una muy buena película, realizada con un gran corazón cinematográfico, apoyada con estupendas actuaciones y dejando ver la lucha de un hombre que ha demostrado y comprobado, que no existen paradigmas. Las expectativas están para romperse, aunque para romperlas tengas que desafiar tus creencias.
