Hay un famoso dicho en el mundo del cine que dice “Dentro de cada director, hay un actor frustrado”. Siguiendo con esta máxima me atrevo a decir, y más atestiguando hechos de los últimos
Unbroken
años, que “dentro de muchos actores hay un director frustrado”, unos, con más talento y habilidades que otros, quienes aprovechando su poder en la industria, hacen el papel de la posición con más responsabilidad de una película.
Angelina Jolie, aprovechando su poder, se embarca en un proyecto poco arriesgado, el de contar la vida de Louis Zamperini, o al menos los momentos más importante en la vida de este héroe de guerra. Pero ¿por qué contar esta historia? Está más que claro que la historia de Zamperini es la perfecta mezcla para la temporada de premios. Es una historia basada en supuestos hechos reales, con unos buenos, muy buenos, (casi ángeles) y unos malos muy malos. Dichos personajes malos hacen de las suyas sin razón aparente. Apoyando esta historia, (lo mejor que el dinero puede comprar), vemos un equipo técnico de lujo.
Jolie se va a lo fácil. No es nada complicado para cualquier persona narrar las peripecias de Zamperini. Todo lo que le va sucediendo dentro de la trama es la clara puesta en escena de complacer al público, olvidándose de lo que es la narrativa y el estilo que cualquier director con experiencia, haría. Es más, la experiencia no es suficiente, son las agallas de narrar lo que su estilo creativo le dicta, aun en las historias de superación. El ejemplo más contundente es la reciente “The Wrestler”, de Darren Aronfsky.
Jolie en esta película comete los mismos errores que en su primera. Su filme “En la tierra de sangre y miel” cuenta una correcta historia de amor, donde les puedo jurar (si no la ha visto) que podrían adivinar el destino de cada uno de los personajes presentados en ella. Es una historia simple, que pudo ser más poderosa, si existiese menos miedo.
La historia fluye con facilidad, no le quitaremos ese merito. Está respaldada por uno de los mejores directores de fotografía de la historia, Roger Deakins, quien hace un trabajo elegante a la hora de manejar los contrastes y encuadres. Desde la primera toma, vemos como este maestro del lente da cátedras a la novel dirección de Jolie. Sin dudas, Deakins no falla.
El problema de esta película radica en su ensamblaje. El guión de los Hermanos Coen (si, esos mismos) parece irreconocible al estilo de los directores. Pareciere que su nombre solo estuvo para firma del mismo, ya que el conocido estilo de la pareja de hermanos no se ve ni en el fondo del océano. Cada personaje que va apareciendo es más pobre y débilmente estructurado que su predecesor. Una continua factoría de débil y aburridos caracteres desfilaran por sus ojos.
Pero a pesar de todo, y de irse a lo fácil, la película cumple su cometido, que es agradar a la mayoría del público que la verá. Este tipo de historias cala dentro del gusto popular, historias simples, sufridas y con un final feliz.
Mi invitación es que si vayas a verla, y al finalizar hagas la reflexión de qué tan exigente eres con el cine que ves. ¿Qué tan valioso es el tiempo que inviertes viendo cine? En mi opinión, esta película no es más que un rompecabezas correctamente armado en el almuerzo de lo científicos de la NASA.
