La mayoría del espectador promedio cree que al ver una película de terror u horror, debe existir este ente maligno que asuste. Estamos acostumbrados de alguna forma cultural, a que el miedo debe ser engendrado por algo o alguien. Lamento
Babadook
decepcionarles, pero no. El miedo es engendrado por la anticipación, es por eso que muchos cierran los ojos. Es por eso que el séptimo arte, para ser efectista, utiliza la música, los sonidos y lo visual. Si no me creen, visiten a Hitchcock, donde el terror se situaba en aquello desconocido, en aquello que casi siempre no se ve, ahí radica el peor de los miedos.
No quiero decir que los monstruos, fantasmas y demás no funcionen dentro del género. Claro está que si funcionan, pero ¿cuál es el chiste cuando desde el tráiler ya nos vienen diciendo que es lo que te va asustar? s A veces lo cuentan desde el título de la misma cinta, e inconscientemente ya te están preparando y contando lo que vas a ver en la sala de cine.
Por estas razones, es que “The Babadook” es una maravillosa película del género. Me explico… Mientras transcurre la historia, ves la evolución psicológica y física de la personajes, sabes que algo les está causando pavor, y es un pavor crónico, que va creciendo mientras va el desarrollo. Pero este pavor no es solo a los protagonistas, es el pavor que ellos emanan a las personas que le rodean, es ese sentir de “ponerse en sus zapatos” que hace este filme aun más espeluznante.
Essie Davis es una actriz relativamente desconocida, con algunos zarpazos en cine británico y, tal vez, su papel más conocido es en las dos últimas película de “The Matrix”. En esta ocasión es la madre atormentada por un ente llamado “The Babadook” que inicia aterrorizando a su hijo, y que luego, va de una forma crónica envolviéndola a ella. Ese miedo crónico no la deja vivir de una forma normal, y poco a poco la va envolviendo como en una tela de araña.
Lo maravilloso de la opera prima de Jennifer Kent es, como de una forma pausada y basándose plenamente en guion, actuación y dirección, conecta a estos atormentados personajes con el sentir del espectador. Es indudable la calidad cinematográfica que ella expone en la cine, y más aun, el manejo de sus actores.
Puede no gustarte “The Babadook” por lo expuesto al inicio, esa culturizada costumbre del miedo. Pero si te detienes y piensas, todos, (o la mayoría de nosotros) le tenemos miedo a lo que no conocemos, a lo que no hemos visto o a lo que no hemos vivido. ¿Te atreverías tu a llamar al “Babadook”…de noche…y en solitario?
