Desde que estalló la guerra civil en Sudán en 1983, cinco millones de personas se han quedado sin hogar. Entre ellos había unos veintiséis mil niños que se separaron de sus familias. Miles de ellos huyeron a campos de refugiados de Etiopía y
permanecieron allí por unos tres años. Viéndose obligados a trasladarse de nuevo, caminaron a pie durante un año a través de Sudán hacia el norte de Kenia, sufriendo el ataque de soldados, bandidos, enfermedades y animales salvajes. Solo la mitad de los niños sobrevivieron a estos agotadores viajes, y con el tiempo se convirtieron en el núcleo del campamento de Kukama. Los organismos de socorro los llamaron "los niños perdidos de Sudán".
La escritora Margaret Neagle se basa en esta realidad para crear una aceptable melodrama dirigido por Phillipe Falardeau (Monsier Lazhar) y protagonizado (con razones obvias de mercadeo) por Reese Whiterspoon.
Mamere (Arnold Oceng), Jeremiah (Ger Duany), Paul (Emmanuel Jal), Theo ( Femi Oguns) y Abital (Kuoth WIeld) han sido amigos desde infancia. Luego de escapar de la matanza ocurrida en su aldea y caminar miles de kilómetros hasta tierra neutral, sufren la pérdida de uno de su pandilla. Luego de llegar a tierra “salva”, se establecen allí durante varios años. Hasta que un buen día, todos viajan a trabajar y vivir a Estados Unidos. Mediante un programa del gobierno, ellos, que siquiera conocen la electricidad, iran a una de las urbes más grande del país de los grandes sueños. Pero no todo les será tan cómico y fácil como imaginaron.
Con esta premisa es fácil el desenlace que tendrá la historia, el destino y camino de estos personajes. Tal vez, el mayor valor de esta película es la concientización de una realidad poco publicitada, una realidad latente y desgraciadamente actual.
“The Good Lie” no es una mala producción, pero de alguna forma siento que es casi un plagio al extraordinario documental “God Grew Tired of Us” (2006) de Christopher Dillon Queen. Aun así, no deja de ser una película en cierta forma y momentos interesante, pero que escoge el camino fácil.