El director James Gray es de esos grandes autores pocos conocidos del cine norteamericano. Siendo el director de la excelente “Two Lovers” y la acertada “We own the Night”, ambas con Joaquín Phoenix, ha demostrado que sabe contar historias, siempre y cuando no sienta el látigo controlador de un gran estudio. En este caso, el látigo hizo su efecto con su última película, “The Inmigrant”.
“The Inmigrant” no es una mala película, no creo que pueda llamarla una película floja porque sus virtudes ampliamente superan las posibles debilidades, pero es claramente una telenovela con poco valor cinematográfico. Desde la concepción de la historia hasta los personajes y sus situaciones parecerían ser sacados de las más poderosa traginovela hecha jamás.
Cada uno de sus intérpretes están excelentes. Es imposible negar la calidad artística de Marion Cotillard, Joaquín Phoenix o Jeremy Renner. En su rol, cada quien esta más que correcto. El problema radica en el desarrollo de la misma.
Una fotografía extraordinaria nos lleva a sumergirnos en los sentimientos de los personajes, apoyados con un soberbio diseño de arte y vestuario, hace que estos sentimientos que se ven muy a flor de piel, sean más llevaderos con el paso de los minutos.
No es lo mejor de este director, pero sí notamos cierta madurez a la hora de llevar proyectos de altos presupuestos. Pero honestamente prefiero quedarme con el Gray de menos dinero e historias más intimistas.