Es mucho lo que la literatura ha contado acerca de la naturaleza e instintos de los adolescentes. La eterna pregunta de cómo se manejarían los más jóvenes dentro de la presión y las responsabilidades del liderazgo nos ha ofrecido varias
teorías. “The Maze Runner” es una de tantas versiones modernas del mismo tema.
Repasando la literatura, antes de entrar en cine, estos tópicos vienen rodando desde 1888 cuando el genio Julio Verne escribió “Dos años de vacaciones”, contando las peripecias de un grupo de niños perdidos en una isla luego de un viaje escolar. Esta es tal vez una de las historias menos conocidas del autor. Luego, quizás influenciado por el mismo Verne, el autor escocés Robert Michael Ballantyne publica su novela más conocida, “La Isla de Coral”, donde narraba las parecidas andanzas de adolecentes y niños en una isla desierta. Pero de seguro que la generación más próxima si recuerda la célebre novela de William Golding “El Señor de las Moscas”, donde desde un punto de vista parecido a los anteriores, pero enfocando mas en la naturaleza violenta del ser humano, explora con los mismos pinceles que los antecesores literarios mencionados.
Luego de todas estas influencias directas, James Dasher no solo se enfoca en una ítem parecido, sino que le agrega la pizca post apocalíptica, y hace de “The Maze Runner” una saga de cinco novelas, ambientadas en la supervivencia de este grupo de adolescentes, en un ambiente menos hostil que los demás.
En esta ocasión, Thomas (Dyan O’Brien) despierta dentro de un oscuro ascensor en movimiento. Lo único que Thomas logra recordar es su nombre. No sabe quién es, tampoco hacia dónde va, pero no está solo. Cuando La Caja llega a su destino, las puertas se abren y se ve rodeado por un grupo de jóvenes. Todos lo saludan, sin saber que ese será el inicio del cambio para ellos.
El director Wes Ball debuta con buena forma, con una fuerte formación en departamentos técnicos de grandes blockbusters. Wall da rienda suelta a los efectos especiales sin llegar a ser cansón. Hay uno que otro momento donde como espectador quieres ver más, pero él sabe darte esa dosis de tensión en momentos necesarios. Creo que es un buen trabajo tomando en cuenta, la óptica desde la cual fue creada la película: mero blockbuster entretenido. A esto se le puede sumar que supo manejar a sus actores, sacando tal vez lo mejor de cada uno de ellos en su momento, dándole responsabilidad a cada uno de los personajes a que pudieran desarrollarse en pantalla y que yo como espectador, pudiera conocer cómo piensa y su real sentir dentro del laberinto. Además, la música de John Paesano lo apoya significadamente en aquellos momentos donde correr no es suficiente.
El guion cae dentro de lo explicado al inicio: los mismos personajes, que si conoces estas historias, no caerás sorprendido dentro de sus motivos y consecuencias, algo que los guionistas tomaron por la vía fácil.
“The Maze Runner” es una película que funciona. No es una de estas películas filosóficas que estudia a fondo la psiquis de los personajes, pero dentro de su laberinto individual, saca su bíceps y nos deja ver que puede ser más grande, aunque se alimente de unos efectos visuales cargados de esteroides.