En lo que se refiere a hacer listas con películas históricas, la opción más fácil es acudir a los títulos que nos arrebatan, nos enamoran y, en general, que nos parecen los mejores de la historia. Ahora bien: hay otro enfoque, más arriesgado pero también interesante, consistente en medir los filmes, no por su interés, sino por su peso histórico.
Es decir, hablar de cintas que no sólo son buenas (bueno, la mayoría lo son) sino que también cambiaron para siempre el séptimo arte. Sin estas películas que enumeramos a continuación, te aseguramos que el panorama de nuestras pantallas en el siglo XXI sería muy distinto.
Salida de los obreros de la fábrica (1895)
Dirección: Louis Lumière
La película: Tal y como indica el título: un plano fijo que, durante 46 segundos, documenta la salida de los trabajadores de la fábrica Lumière a las afuera de Lyon después de una jornada de laboral.
Su influencia: Puede que La escena del jardín de Roundhay, filmada por Louis Le Prince en 1888 sea unos cuantos años anterior, pero fueron las proyecciones públicas de las películas de los hermanos Lumière las que cambiaron para siempre lo que el público entendía por "imágenes en movimiento".
Viaje a la Luna (1902)
Dirección: Georges Méliès
La película: La obra más conocida del mago y cineasta Méliès concentra todas sus aportaciones: imaginación inventiva, efectos especiales e ilusión desbordante.
Su influencia: El cine no servía sólo para registrar la realidad, sino también para dejarla irreconocible y equipararla a nuestros sueños.
El nacimiento de una nación (1915)
Dirección: D. W. Griffith
La película: "¿Por qué demonios tengo que rodar cortos de media hora?", se preguntó Griffith antes de convertirse en el padre del largometraje tal y como hoy lo conocemos. Y, a fuerza de perseverar en su idea, terminó entregando a los espectadores un megafilme de tres horas.
Su influencia: Vale, El nacimiento de una nación es un panfleto racista que, a día de hoy, resulta intolerable. Pero, antes de tirarla a la basura, recuerda todos esos filmes de larguísima duración que tanto te gustan, y asume que esta película es su lejana (y odiosa) antepasada.
El gabinete del Doctor Caligari (1919)
Dirección: Robert Wiene
La película: Este cuento de médiums e hipnotizadores malvados no fue el primer filme de terror de la historia, pero sí el primero que osó distorsionar la realidad para cumplir su objetivo: poner al público de los nervios.
Su influencia: Animados por el ejemplo de Wiene, directores alemanes como Fritz Lang y F. W. Murnau se dedicaron a manipular los ángulos de cámara, a encargar decorados absurdos y a experimentar con los contraluces. ¿Te suena la palabra "expresionismo"? Tranquilo: a Tim Burton sí, y mucho.
The Kid(1921)
Dirección: Charles Chaplin
La película: Ya instalado en su puesto de autor total (guionista, director y actor), Chaplin comienza a despedirse del formato breve, convirtiendo a 'Charlot' el vagabundo en un personaje de pleno derecho. Y en padre adoptivo, además.
Su influencia: Por dónde empezar... Desde una duración (68 minutos) considerada larguísima para una comedia de la época, hasta un tono agridulce (con mucho de agrio) sin el cual Woody Allen o Judd Apatow jamás serían quienes son.
El acorazado Potemkin (1925)
Dirección: Sergei M. Eisenstein
La película: El camarada Eisenstein (y sus colegas bolcheviques como Vertov, Kulechov y Pudovkin) descubrieron en plena revolución una palabra mágica: "montaje".
Su influencia: Gracias a El acorazado Potemkin, cineastas de todo el mundo descubrieron que la combinación de imágenes no era sólo una forma de contar una historia, sino también de transmitir ideas y sensaciones. En el día de hoy, nadie puede sustraerse a sus hallazgos.
El cantor de jazz (1927)
Dirección: Alan Crosland
La película: Pues sí, eso de pintarse la cara y cantar imitando (burlescamente) a los negros resulta hoy políticamente incorrectísimo. Pero, en 1927, que el protagonista de un filme fuera judío e hijo de un rabino también lo era. Y si, al héroe se le oía cantar de verdad, ni te contamos la que se podía armar, pero por otras razones.
Su influencia: El primer largometraje sonoro de la historia puso Hollywood patas arriba, sacó de sus casillas a Chaplin y, en suma, cambió para siempre el séptimo arte. Unos años después de su estreno, nadie se imaginaba que un filme mudo (The Artist) volvería a triunfar entre el público.
Metrópolis (1928)
Dirección: Fritz Lang
La película: Con los años, su director renegaría de ella, pero Metrópolis sigue creando escuela por sus ambiciones, su gigantismo y las curvas de la robota Maria.
Su influencia: De George Lucas a Neill Blomkamp, pasando por Ridley Scott, todos los cineastas deseosos de crear un mundo futurista, prodigioso y coherente a la vez han tenido en este filme un espejo en el que mirarse.
Un perro andaluz (1928)
Dirección: Luis Buñuel, Salvador Dalí
La película: Al aragonés y a su (por entonces) compadre de Figueres no les gustaba que el cine fuese algo tan normal, tan burgués y tan de andar por casa. Por ello, pergeñaron este desmadre surrealista que entraba a navajazos en los ojos de los espectadores.
Su influencia: Desde Kenneth Anger a David Lynch, todos los directores dados a lo vanguardista y lo onírico se han nutrido de esta película y de su salvajismo siniestro.
El enemigo público (1931)
Dirección: William A. Wellman
La película: Tras el estreno ese mismo año de Hampa dorada, la Warner Bros. siguió apostando fuerte por los gángsters de cine. Esta película no sólo acabó de codificar el género, sino que consagró a James Cagney como hampón supremo.
Su influencia: Violencia física y visual, amor por lo grotesco y un pomelo estampado en la bonita cara de Mae Clarke. Con estos ingredientes, El enemigo público enamoró al público... Y puso a los censores de uñas, convirtiéndose en precedente de futuros escándalos.
King Kong (1933)
Dirección: Merian C. Cooper
La película: De las cenizas de Creation, un proyecto sobre dinosaurios que nunca llegó a rodarse, surgió el gorila gigante más entrañable, enamoradizo e influyente de la historia del cine fantástico. La evolución, ya se sabe, tiene estas cosas.
Su influencia: Desde Ray Harryhausen (futuro discípulo de Willis O'Brien, animador del gorila) a Peter Jackson, que no por nada filmó un remake, ningún cineasta enamorado de las criaturas inverosímiles ha escapado de la larga y peluda sombra de Kong.
Sucedió una noche (1934)
Dirección: Frank Capra
La película: Claudette Colbert es una heredera fugitiva. Clark Gable, el cínico periodista que la persigue. Cuando ambos se conocen, saltan las chispas, y nace un género: la comedia romántica.
Su influencia: Además de llevarse los cinco Oscar más importantes (película, director, guión, actor principal y actriz principal), este filme puso los cimientos de una larga, larguísima serie de filmes que nos hacen reír con los tópicos del 'chico conoce chica'.
Blancanieves y los siete enanitos (1937)
Dirección: David Hand (supervisor)
La película: Vale, eso de la animación quedaba muy bien en los cortos, pero ¿de verdad valdría para un largometraje? Y, ya que estamos, ¿de verdad eran una buena idea esos números musicales? Como sabía Walt Disney, la respuesta a ambas preguntas era: "Sí, y mucho".
Su influencia: El hecho de que, casi 70 años más tarde, el estudio que la vio nacer siga empleando la fórmula patentada con este filme debería darnos una pista sobre lo que Blancanieves... supuso para la industria.
Lo que el viento se llevó (1939)
Dirección: Victor Fleming (el único acreditado), Sam Wood, George Cukor
La película: Ni los cineastas europeos (hola, Visconti) ni, por supuesto, los estadounidenses pudieron resistirse al atractivo de este monumental fresco sobre la Guerra de Secesión.
Su influencia: Una vez ajustadas las cifras a la inflación, Lo que el viento se llevó sigue siendo el filme más taquillero de la historia del cine, sin que ningún blockbuster moderno pueda hacerle sombra: Escarlata O'Hara (Vivien Leigh) se tomó muy en serio eso de no volver a pasar hambre.
Ciudadano Kane (1941)
Dirección: Orson Welles La película: Tras liarla parda en el teatro y en la radio, Welles llegó al cine como un huracán, poniendo a prueba todos los recursos del medio.
Su influencia: Además de una lista de innovaciones técnicas demasiado numerosas para contarlas, Ciudadano Kane sigue siendo un ejemplo de cómo un cineasta puede tocarle el hígado al poder y a sus lacayos. Aunque eso acabe costándole su carrera, claro.
Meet me in St. Louis (1944)
Dirección: Vincente Minnelli.
La película: ¿Un musical donde las canciones y números de baile no detienen la historia sino que se integran con la narración y aportan mayor profundidad a los personajes? ¡Pero bueno!
Su influencia: Por sí sola, la mera unión de Minnelli y MGM propició la gran edad de oro del género musical en EE UU y sus mayores cotas de depuración artística, como refrendaría Jacques Demy años después.
Double Indemnity(1944)
Dirección: Billy Wilder
La película: Sabía hacer reír al público como nadie, eso es cierto, pero Wilder también tenía sus rincones oscuros. Perdición supuso el primer ejemplo canónico del género noir, ya en plena posesión de su sordidez y sus ambiguedades morales.
Su influencia: La combinación entre el crimen y la vida diaria (¡esa conversación en un supermercado!) y la frialdad de Barbara Stanwyck (mujer fatal con todos los galones) siguen haciéndose notar en el género.
Roma, ciudad abierta (1945)
Dirección: Roberto Rossellini
La película: Con la II Guerra Mundial recién terminada, ¿a quién se le podía ocurrir rodar un filme sobre la II Guerra Mundial? Pues a un Rossellini que aún no había conocido a Ingrid Bergman, y que estaba a punto de agregar un nuevo término al diccionario del cine: "neorrealismo".
Su influencia: El estilo documental y callejero de Roma, ciudad abierta sigue siendo el ejemplo a seguir por todas las películas con ambiciones de compromiso sociopolítico.
Los siete samuráis (1954)
Dirección: Akira Kurosawa
La película: Tras hacerse famoso en Occidente gracias a Rashomon, Kurosawa deglute las normas del western y las regurgita en forma de épica con kimono, katana y Toshiro Mifune.
Su influencia: Tras esta batalla entre nobles caballeros y bandidos sin escrúpulos, el cine de acción jamás volvería a ser el de antes. Los directores de Hollywood tomaron buena nota, especialmente los directores de westerns como Los siete magníficos.
The Searchers (1956)
Dirección: John Ford
La película: En su amado Monument Valley y reunido una vez más con el amigo John Wayne, Ford dinamita como si tal cosa los estereotipos raciales y morales del western: los indios no son tan malos, y los cowboys no son buenos en absoluto.
Su influencia: Centauros del desierto es un ejemplo perfecto de obra maestra ignorada por la crítica: tuvieron que pasar muchos años para que los expertos (sobre todo en Francia) apreciaran su labor subvirtiendo las constantes del cine de género.
El séptimo sello (1957)
Dirección: Ingmar Bergman
La película: Tan optimista como de costumbre, Bergman implica a un caballero medieval (Max Von Sydow) en una partida de ajedrez contra la mismísima Muerte. En esta película, hasta los momentos de humor (que los hay) son lúgubres y tenebrosos.
Su influencia: Cual vaharada de gélido viento del Norte, El séptimo sello inauguró el cliché del cine de autor como un páramo habitado por depresivos existencialistas. Sí, Lars Von Trier: estamos pensando en ti.
Psicosis (1960)
Dirección: Alfred Hitchcock
La película: Un thriller experimental de bajo presupuesto concebido para halagar a la crítica se convierte en un éxito de público con reseñas tirando a regulares. Decididamente, el pobre 'Hitch' ponía un circo y le crecían los enanos.
Su influencia: Desde el uso del montaje y del timing (el emplazamiento de los sustos está cuidadosamente calculado) hasta sus innovadoras técnicas de marketing: Psicosis fue, en todos los aspectos, un trabajo visionario.
A Band Apart (1960)
Dirección: Jean-Luc Godard
La película: Aunque su odiado Truffaut (aquí, aunque parezca mentira, coguionista) hubiera inaugurado la Nouvelle Vague el año anterior con Los 400 golpes, Godard irrumpió en el cine dejando claro quién era el más chulo, y el más innovador.
Su influencia: Saltándose todas las normas del oficio (especialmente en lo relativo al montaje) y rompiendo la cuarta pared como si tal cosa, Al final de la escapada sigue siendo el parangón para los cineastas gamberros y con ganas de epatar. Com un tal Tarantino, sin ir más lejos.
Por un puñado de dólares (1964)
Dirección: Sergio Leone
La película: Cómo trasladar Yojimbo, de Akira Kurosawa, a un escenario de western tan idealizado que los primeros planos de Clint Eastwood entrecerrando los ojos disparan más duro que cualquier revólver.
Su influencia: La versión europea del género estadounidense por antonomasia lo hizo más violento, sudoroso y adicto a la dilatación del tempo narrativo. La deconstrucción definitiva de un lenguaje también podía nacer (y rebozarse) en la cultura popular.
Bonnie and Clyde (1967)
Dirección: Arthur Penn
La película: Un director veterano con ganas de dar la nota, una estrella (Warren Beatty) que también produce, y un equipo creativo enamorado de la nueva ola francesa: eso suena a relevo generacional, ¿no?
Su influencia: Sacando la cámara fuera de los estudios, mostrando rostros desconocidos pero con gancho (ay, esa Faye Dunaway, qué bien le quedaba la boina) y cosechando tantas polémicas como dólares, Bonnie and Clyde persuadió a los ejecutivos de que los artistas jóvenes y con ideas también podían ser rentables.
2001: Una odisea del espacio (1968)
Dirección: Stanley Kubrick
La película: Documentadísima, minuciosísima y ambiciosísima, la colaboración entre Kubrick y el escritor Arthur C. Clarke elevó los vuelos de la ciencia-ficción de cine hasta más allá de la órbita de Júpiter.
Su influencia: Adios para (casi) siempre, platillos volantes con forma de tapacubo. Después de 2001, los filmes sobre viajes espaciales y criaturas de otros mundos se revistieron de seriedad y ambiciones filosóficas.
La noche de los muertos vivientes (1968)
Dirección: George A. Romero
La película: Con la ayuda de unos amigos y de su carnicero habitual (para suministrarle la casquería), Romero nos enseña que el terror del futuro será caníbal y putrefacto, o no será.
Su influencia: Amén de su cachonda combinación de horror, humor negro y política, y de su peso en la carrera de cineastas como Cronenberg y Wes Craven, este filme inauguró un subgénero ahora más pujante (y rentable) que nunca.
Kes (1969)
Dirección: Ken Loach
La película: Tras formarse en la BBC, Loach empezó su carrera cinematográfica con simplicidad y crudeza para capturar las alegrías amargas de la vida.
Su influencia: El realismo social llega al cine británico para quedarse.
Easy Rider (1969)
Dirección: Dennis Hopper
La película: Peter Fonda y Dennis Hopper le hacen un corte de mangas al Hollywood establecido y emprenden un viaje en moto en busca del 'sueño americano'. Al final del camino les esperan un premio al mejor debut y una nominación a la Palma de Oro en Cannes.
Su influencia: Además de la puesta de largo fílmica de la contracultura hippie, y de esos destellos que tanto le gustan a J. J. Abrams, Easy Rider innovó con una banda sonora compuesta íntegramente por temazos rockeros de alto octanaje. En cuatro palabras: Born to Be Wild.
Aguirre, la cólera de Dios (1972)
Dirección: Werner Herzog
La película: ¿Qué mejor manera para contar la locura de una expedición española del siglo XVI por el Amazonas que recreándola con Klaus Kinski como protagonista?
Su influencia: En una época sin tecnología digital, esta superproducción de aventuras gonzo dejaba los terremotos de Cecil B. DeMille a la altura del betún. Apocalypse Now viene a ser lo mismo, pero en Asia y con más presupuesto, como admite el propio Coppola.
El Padrino. Parte II (1974)
Dirección: Francis Ford Coppola
La película: Vale, la primera entrega es un clásico indiscutible, pero... ¿De verdad que la segunda es igual de buena, o incluso mejor? ¿Y más complicada de seguir, con tanto flashback? ¿Y también se ha convertido en un éxito de taquilla? Decididamente, el mundo ha cambiado...
Su influencia: Además de inaugurar la costumbre de numerar las secuelas (como su propio autor reconoce, avergonzado), El Padrino II probó que el público podía entusiasmarse con artimañas narrativas y estructurales reservadas al cine de autor más abstruso.
Tiburón (1975)
Dirección: Steven Spielberg
La película: Al pobre Spielberg no se lo tomaban en serio ni sus compañeros del Nuevo Hollywood (por soso) ni los ejecutivos de los estudios (por soñador). Y, por supuesto, nadie pensaba que esa película sobre un escualo asesino iba a ser un éxito.
Su influencia: Tiburón sí que fue un éxito. Vaya que sí: su innato oficio narrativo y su decisión de estrenar la película en pleno verano transformaron para siempre el negocio de vender películas, dando carta de naturaleza a la palabra "blockbuster".
La guerra de las galaxias (1977)
Dirección: George Lucas
La película: Tomar las constantes del cine de aventuras clásico. Salpimentarlas con ciencia-ficción asequible y préstamos a Kurosawa, el western y el cine bélico. Combinar al gusto y añadir marketing. Resultado: una franquicia.
Su influencia: La combinación de narrativa tradicional y efectos especiales de última generación sigue marcando la tónica en lo que a blockbusters se refiere. En 2015 comprobaremos si la fórmula sigue funcionando tan bien como siempre.
Animal party (1978)
Dirección: John Landis
La película: Con Harold Ramis al guión y John Belushi como bomba de relojería en pantalla, el género cómico cambió los anquilosados trajes de etiqueta por la ligereza y transparencia de una toga.
Su influencia: La inmadurez crónica y el mal gusto escatológico pasaron a convertirse en el esperanto de la comedia bruta, por no hablar de la afición que tomaron los cómicos del Saturday Night Live en dar el salto al cine durante generaciones...
Halloween (1978)
Dirección: John Carpenter
La película: ¿Recuerdas esos asesinatos espeluznantes sobre los que lees en las noticias de sucesos? Pues uno está teniendo lugar en la casa de al lado.
Su influencia: Todos los tics y recursos del género slasher: desde la mirada subjetiva inquietante hasta la necesidad de tener un asesino tan invencible como la fuerza icónica de la máscara que le cubre el rostro (y posibilita tantas secuelas como haga falta).
Blade Runner (1982)
Dirección: Ridley Scott
La película: Tras hacerse de oro gracias a Alien, el octavo pasajero, y con las alucinaciones de Philip K. Dick por bandera, Scott tira la casa por la ventana en lo que a visiones futuristas se refiere. El público, por supuesto, no le hizo ni caso.
Su influencia: Rabiosamente moderna (en su día), Blade Runner sigue siendo la película por excelencia cuando hablamos de cyberpunk. Y, muchos años y varias versiones más tarde, acabó dando carta de naturaleza a los 'montajes del director'.
Nausicaä del Valle del Viento (1984)
Dirección: Hayao Miyazaki
La película: Un relato de fantasía post-apocalíptica y mensaje ecologista que Miyazaki adaptó de su propio manga, con Isao Takahata a la producción y Joe Hisaishi a la música.
Su influencia: El gran éxito que tuvo en Japón propició la creación del Studio Ghibli y todas las obras maestras de la animación para todas las edades que vinieron después. En Occidente, y pese a las artimañas de distribuidores poco escrupulosos, también abrió los ojos de millones de espectadores más allá del canon Disney.
Spinal Tap (1984)
Dirección: Rob Reiner
La película: Parece un documental sobre el auge y la caída de la banda de heavy metal más palurda del mundo... pero en realidad es una farsa divertidísima.
Su influencia: Con los trabajos posteriores de Christopher Guest, al público no le quedó más remedio que aprender el concepto de "mockumentary" o falso documental.
Die Hard (1988)
Dirección: John McTiernan
La película: Aunque resulte difícil de creer, el working class hero de Bruce Willis devolvió el protagonismo del cine de acción, dominado por la rotundidad muscular de Stallone y Schwarzenegger, al héroe corriente que se sabe vulnerable y preferiría estar en cualquier otro lugar en vez de arriesgando el pellejo.
Su influencia: Es innumerable la cantidad de películas que han vuelto a jugar con el esquema de héroe individual y listillo atrapado con los malos en un escenario limitado.
The Thin Blue Line (1988)
Dirección: E
rrol Morris La película: El documental con filosofía sencilla (simplemente exponer los hechos) pero potencial infinito. Su relato de la situación de un preso injustamente condenado a muerte en Dallas echa por tierra cualquier justificación de la pena de muerte.
Su influencia: Aparte de conseguir que el reo fuera liberado, lo que no es moco de pavo, Morris asentó la gramática básica de cientos de miles de documentales posteriores intercalando declaraciones con reconstrucciones dramáticas.
GoodFellas (1990)
Dirección: Martin Scorsese
La película: Desde que tuvo uso de razón, 'Marty' siempre quiso contar la historia de un gangster de a pie, de esos que curran como 'soldados' de los grandes jefes. El relato autobiográfico del criminal Henry Hill le dio la ocasión idónea.
Su influencia: Voces en off, steadycam, imágenes detenidas... El desbordante vocabulario de Scorsese eclosionó como nunca en esta película. Las consecuencias de su enfoque sobre el mundo del hampa caben en un título: Los Soprano.
Reservoir Dogs (1992)
Dirección: Quentin Tarantino
La película: Aunque Soderbergh y su Sexo, mentiras y cintas de vídeo habían llegado antes, Tarantino fue el responsable de que los mandamases de las distribuidoras reservaran sus entradas para Sundance. Las referencias pop, la violencia y el montaje fragmentado marcaron para siempre al cine indie.
Su influencia: Durante los 90, la tarantinitis se extendió tanto por Hollywood como por el cine independiente, con infinidad de wannabes aplicando (sin conseguirlo) la fórmula del maestro.
Parque jurásico (1993)
Dirección: Steven Spielberg
La película: Menudo doblete se marcó Spielberg en 1993: por un lado, La lista de Schindler le ganó por fin el respeto de (algunos) críticos, mientras que esta película le devolvió el mojo comercial tras los fracasos de Always y Hook.
Su influencia: La combinación de animatronics con imágenes digitales redefinió para siempre el espectáculo visual en pantalla grande. ¡Los dinosaurios han vuelto!
Toy Story (1995)
Dirección: John Lasseter
La película: Los ejecutivos de Disney hicieron lo posible por cargársela, pero finalmente (y gracias al mecenazgo de Steve Jobs) Pixar se salió con la suya. Su odisea juguetera combinó una rabiosa innovación técnica con grandes dosis de clasicismo bien entendido.
Su influencia: A estas alturas de la jugada, la casa del flexo sigue siendo el mejor ejemplo del estudio hollywoodiense como colmena de grandes talentos. La animación por ordenador marca la pauta, y Lasseter ejerce de mandamás en Disney. Donde las dan, las toman.
Celebración (1998)
Dirección: Thomas Vinterberg
La película: Siguiendo el llamamiento del profeta Lars Von Trier, Vinterberg rueda un filme sin planificación, sin apenas guión y sin música extradiegética. Una película Dogma, en definitiva.
Su influencia: Como sabemos, el Dogma 95 acabó entregando mucha morralla y unos pocos títulos interesantes. Pero, sin su ejemplo, nadie habría caído en que se puede rodar una película usando sólo una cámara digital.
El proyecto de la bruja de Blair (1999)
Dirección: Daniel Myrick & Eduardo Sánchez
La película: Puede que no fuera el primer ejemplo de metraje encontrado terrorífico, pero la enorme diferencia entre el presupuesto y la recaudación multimillonaria deja más pálido que cualquier escena de Holocausto caníbal.
Su influencia: No sólo impulsó el auge del metraje encontrado en cuyo revival está enfrascado el género hoy en día, sino que fue la primera película que supo hacer un uso inteligente de internet como vehículo de promoción e incorporó la publicidad viral en la lista de objetivos de todo departamento de márketing.
Matrix (1999)
Dirección: Andy y Lana Wachowski
La película: El cyberpunk, las artes marciales y el anime japonés siempre habían estado ahí, pero casi nadie en Hollywood se daba por enterado... Hasta que los Wachowski convirtieron sus arquetipos en el epítome de lo cool.
Su influencia: Más allá de cifras o referencias, la mejor prueba de que Matrix sigue importando está en las mil y una parodias de sus escenas en 'tiempo-bala'. Además, su gusto por las paradojas preparó al público para otros triunfos como Origen.
X-Men (2000)
Dirección: Bryan Singer
La película: Aunque modesta para los estándares actuales, la primera incursión fílmica de los mutantes supuso un momento histórico. Desde que se estrenó, los superhéroes no han vuelto a ser veneno para la taquilla, sino más bien todo lo contrario.
Su influencia: No hay más que ver las listas de taquilla de los últimos 10 años para comprobar el cambio propiciado por X-Men en los gustos del público palomitero. Además, y pese a los patinazos, la franquicia muti sigue gozando de buena salud.
El Señor de los anillos (2001-2003)
Dirección: Peter Jackson
La película: ¿Quién dijo "inadaptable"? Abandonados ya para siempre sus orígenes en el gore, Peter Jackson rueda una trilogía de escala épica sobre el libro que marcó su adolescencia.
Su influencia: Además de ayudar al público mainstream a descubrir su frikismo interior, Jackson puso de moda la adaptación de sagas literarias con gancho juvenil, y sobre todo la realización de trilogías (y tetralogías, pentalogías...).
Avatar (2009)
Dirección: James Cameron
La película: Tal vez sea Pocahontas en el espacio, y a lo mejor su guión no rompe los esquemas. Pero sigue siendo el filme más taquillero de la historia (sin ajustar a la inflación), y el filme que convirtió al 3D en obligatorio para todo taquillazo.
Su influencia: Las innovaciones espoleadas por Cameron en el formato de las gafas y el las imágenes digitales han marcado al cine de nuestra década, para lo bueno y para lo malo.