"I love him, and I love you too" -Joanna
Siempre es agradable ver una película de la cual esperabas nada y recibes tanto. Es el caso de “Last Night” en esta ocasión. Una película basada esencialmente en diálogos, miradas e insinuaciones que sería un desperdicio abundar mucho sobre ella.
Presentada en el festival de cine de Tribeca y dirigida por Massy Tadjedin, una joven directora de Irán, (que tengo la sospecha de que si cuenta esta historia allá en su país, no le hubiera ido muy bien).) Conozco un buen trabajo de ella en “The Jacket”, un thriller paranormal con Adrian Brody y Keira Knightley que no funcionó en taquilla.
En esta ocasión presenta un muy buen drama, basado estrictamente en diálogos y actuaciones, nada de giros que sorprendan, nada de explosiones ni escenas de sexo fuertes. Puro y “old Fashion” gran drama.
Con una dirección y un manejo de la historia impresionante, Massy nos cuenta la historia de una pareja de esposos, Joanna (Keira Nightley) y Michael (Sam Worthington) que viven en el centro de la ciudad de Nueva York. Michael debe de salir fuera de la ciudad a conseguir un contrato y Joanna se queda en casa. Sencillo, cierto. Hemos visto esto tonelada de veces en el cine, pero son esos detalles que hace que una simple historia, una ordinaria noche, se convierta en algo que marcara sus vidas.
Michael recibe una oferta tentadora de una colega de trabajo. Pero no cualquier colega, la hermosa y despampanante Laura (Eva Mendes). Esta oferta tentadora resuelta ser, pasar la noche juntos en su habitación. Es ahí donde el hombre comienza a luchar con su conciencia entre lo que es correcto y el deseo. Sin embargo, Joanna tampoco escapa a esto. En una salida a comprar café, se encuentra con un viejo amor, un viejo amor que la hará encender aquellas viejas cenizas que el viento no se llevó.
Como dije, aquí lo importante son las miradas. Una magistral dirección que nos hace sentir lo que los personajes sienten si siquiera usar palabras. La música, los rostros, las situaciones, las miradas y la lujuria, están a flor de piel. No sabes que va a pasar, no conoces los motivos, pero si sabes algo, no puedes ignorar lo que tienes en frente.
Un correcto usos de las luces por el DP Peter Deming, una impresionante edición de Susan E. Morse y una musicalización del experimentado Clint Mansell, de quien conocemos muy bien su trabajo en las películas de Darren Aronofsky.
Una película que hay que ver. Es de esas historias que despiertan debates (apasionados) en grupo. Ponerse en esos zapatos, en cualquiera de los dos, no debe ser tarea fácil, al menos no para amores cobardes.