Mientras más sencillo, mejor. Para algunos esto también puede ser aplicado a la hora de contar historias dentro del cine, y pensándolo mejor, las mejores películas lo son: sencillas con puesta en escena poderosas.
No digo que ¨Sarah prefiere correr¨ sea una película sencilla, no confundamos. Es una historia sencilla con una muy buena dirección. Pero como expliqué, lo que realmente hace interesante a esta película canadiense es la poderosa calidad visual e interpretativa de la misma.
Sarah es una joven atleta que ama correr. Su campo de entrenamiento son las carreras a media distancia y en esto es de las mejores. Sarah es aceptada en una de las mejores universidades de Canadá con una beca, pero sus padres no pueden sostener el gasto de vivienda y alimentación que ella requiere, así que emprende su viaje en compañía de un amigo. Ambos buscan una solución a su problema, pero en esa solución van ocurriendo una serie de circunstancias que no solo retarán a Sarah en la pista, sino en su vida.
Cuando mencionaba la sencillez de la película, me refería a cómo es contada. Pocas localidades, muchos diálogos, situaciones que, tal vez no podrían importar, pero que son estratégicamente creadas por la directora Chloe Robichaud, no solo para completar su historia, sino para hacernos sentir y pensar de la forma en que su protagonista lo hace.
Un drama sumamente interesante y muy bien llevado por la debutante Robichaud.
