‘’¿A alguien le importa la verdad?’’ dice en una parte de la película el personaje de Connor Jessup a su padre, y realmente luego de ver ¨Blackbird¨, es cuestionable esta pregunta.
Sean Randall (Connor Jessup), un adolescente rebelde, es acusado falsamente de planear una masacre escolar. A partir de ahí, Sean tendrá una lucha interna y externa, interna con sus deseos de justicia y externa con una sociedad que lo juzga sin tan siquiera escuchar su versión.
Puede que esta película sea recreada en Canadá, pero es fácilmente aplicable en cualquier sociedad. El manejo mediático y el fácil prejuicio con el que diariamente convivimos nos resulta ya rutinario, algo incluso hasta necesario para nuestra paz mental.
El manejo de la historia de momentos se le extiende mucho al novel director Jason Buxton. Creo que con unos 25 minutos menos de metraje, la película seria más efectiva. Pero como resultado general y no por ser una ópera prima, el Sr. Buxton debuta como todo un veterano.
Muy buena película, con solidas interpretaciones. Una muy buena puesta en escena con una gran fotografía de Sthepanie Anne y Weber Biron, creando una adecuada atmósfera para la plataforma presentada.