Críticas de Cine y Artículos

Angelitos diabolicos: los 10 niños más siniestros del cine

¿Qué siente una mujer cuando descubre que su hijo es un monstruo? Tilda Swinton puede respondernos: Tenemos que hablar de Kevin, el filme deLynne Ramsay por el cual la actriz ganó un Premio del Cine Europeo, recibió sendas nominaciones al BAFTA y al Globo de Oro y no fue nominada al Oscar. Todo ello gracias a encarnar a una sufrida mujer (protagonista de la novela de Lionel Shriver) que descubre que su hijo es un pichon de psicópata. Así, el pequeño Kevin (encarnado de niño por Jasper Newell, y de adolescente por el muy prometedor Ezra Miller) se suma al selecto club que te presentamos a continuación: con estos pequeñuelos, y con algunos otros, las películas nos han enseñado que ningún infante es tan inocente como parece...

Tomás (Oscar Casas en El orfanato, 2007)

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¿Por qué nos da grima? Muchos niños tienen un amigo imaginario, y Roger Princep, el vástago de Belén Rueda, no es una excepción. El problema es que, en lugar de ser una amable criatura como las de Monstruos S.A., por ejemplo, el amiguito en cuestión es un enano silencioso con una perpetua Capucha en la cabeza. Y eso no es lo peor, porque Tomasín tiene muchos amiguitos y está deseando presentártelos... Aunque para ello tenga que atraerte hacia lugares poco recomendables.

Henry Evans (Macaulay Culkin en The Good Son, 1993)

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¿Por qué nos da grima? Algunos espectadores ya experimentaban ahogos y palpitaciones ante el angelical Macaulay de Home Alone y su secuela. Por ello, nos imaginamos sus paroxismos cuando, en un intento de probar que tenía registros, el joven dio vida a este serial killer en ciernes con sonrisa Colgate. La película no logró dar nuevos aires a la carrera de la estrella infantil, pero reconocemos que su interpretación resultaba muy lograda. Claro que, cuando uno tiene a su alcance a ese carita de buena gente llamadoElijah Wood, molestarlo no debe resultar difícil.

Sid Phillips (Toy Story, 1995)

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¿Por qué nos da grima? Al verle con su destornillador y sus alicates, sin parar de ajustar tuercas y cambiar partes móviles, uno diría que Sid va, como mínimo, para ingeniero. Sólo que, como estamos en el universo de Pixar, donde los juguetes sienten y padecen, este muchachito con Brake  en los dientes resulta más bien un mad doctor, convirtiendo a muñecos indefensos en terroríficos mutantes. Al final, como vimos en Toy Story 3, será el Nerd de su vecino Andy quien acabe haciendo carrera, mientras este torturador infantil acaba siendo de basurero.

Sadako (Rie Ino'o en The Ring: el círculo, 1998)

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¿Por qué nos da grima? Poseedora del pelo más largo y lustroso (que no cuidado) de esta lista, Sadako es una niña algo anticuada. Porque puestos a castigar a un mundo cruel, condenando a la gente a morir a través de sus televisores, este ju-on ("espectro vengador" en la tradición japonesa) trama sus villanías a través de métodos tan demodés como el teléfono fijo y las cintas VHS. Por si fuera poco, sus apariciones no sólo resultan mortíferas, sino que además te dejan el suelo hecho un asco.

Claudia (Kirsten Dunst en Entrevista con el vampiro,1994)

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¿Por qué nos da grima? Con su blanca palidez, esos encantadores bucles rubios y sus vestiditos de época, Claudia parece una muñeca de porcelana. Vamos, que podría estar en el escaparate de una juguetería y no te darías ni cuenta. De hecho, su piel está fría al tacto, y sus besos tienden a convertirse en mordiscos con mucha facilidad. Hasta a Tom Cruise Brad Pitt, sus tutores vampíricos, les provoca un poco de miedo esa forma de decir "¡Quiero más!" tras haberse saciado de sangre. Y así ha acabado la nena, protagonizando apocalipsis para Lars Von Trier.

Las gemelas Grady (Lisa y Louise Burns en The Shining, 1980)

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¿Por qué nos dan grima? Puestos a incluír a niños siniestros en su excursión al terror, Stanley Kubrick decidió no quedarse corto y fichar a dos pequeñas monstruas por el precio de una. Lo peor de estas dos angelitas no es su manía de aparecer de improviso y sin avisar, ni lo pesadas que son, repitiendo lo de"¡Ven a jugar con nosotros, Danny!" una vez tras otra. Lo más molesto es que, cuando te descuidas, las dos te hacen la broma de convertirse en cadáveres descuartizados y putrefactos. Estos fantasmas delHotel Overlook, siempre tan graciosos...

Los niños de El pueblo de los malditos (1960 - 1995)

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¿Por qué nos dan grima? Estamos de acuerdo en que aquí no habalmos de un solo niño, ni siquiera de una pareja de gemelos, sino de una legión. Los niños con pinta de muñecos de bebes (todos a la vez) en el pueblecito de Midwich son muy numerosos, pero también son iguales, casi indistinguibles: todos tienen el mismo pelo rubio, los mismos ojos azules, la misma voz impersonal, los mismos poderes psíquicos... Bueno, que si decimos que parecen parásitos extraterrestres controlados por una única mente-colmena no pecamos de exagerados, ¿verdad?.

Eli (Lina Leandersson en Let the Right One In, 2008)

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¿Por qué nos da grima? Concebida por una imaginación más sueca que Ikea, Bergman Stig Larssonjuntos, y presentada con la gélida puesta en escena de Thomas Alfredsson (El topo), esta niña de 13 años ("desde hace mucho tiempo") es la segunda aportación vampírica a nuestro informe. Claro que, a diferencia de la glamurosa Claudia, Eli no se cuida nada: va más sucia que el palo de un gallinero, huele raro y sus modales como depredadora chupasangres son más bien salvajes. Al igual que Chloe Grace Moretz, que le dio el relevo en el remake Let Me In, sólo tiene una debilidad: los niños víctimas de bullyingen el colegio.

Damien Thorn (Harvey Stephens en The Omen1976)

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¿Por qué nos da grima? El diplomático Gregory Peck está de bajón, dicho suavemente, porque su esposa (Lee Remick) ha dado a luz un niño muerto. "¡No hay problema, caballero!", le dice un enigmático sacerdote, "tengo un bebé recién nacido que se ajusta a sus necesidades". Peck acerca el trato, se lleva al bebe a casa... Y el niño resulta ser un demonio, puede que literalmente. Provisto de una capacidad para atraer a los desastres más propia de Terry Gilliam, Damien sólo se libra de encabezar nuestra lista porque no deja de ser un émulo de nuestra lideresa del horror...

Regan McNeil (Linda Blair en El exorcista, 1974)

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¿Por qué nos da grima? Sí, es ella. La que gritaba "¡la cerda es mía!". El papel que encasilló a Linda Blair en papeles de niña endemoniada. La que ponía de los nervios a Max Von Sydow a los sones del Tubular Bells. Además de su incontinencia urinaria, sus llagas purulentas y vómitos de puré de guandules, de su capacidad para bajar las escaleras haciendo el pino-puente, lo que más miedo nos da de Regan es que, como endemoniada que es, bajo tanta inmundicia no deja de haber una niña asustada sobre la que ha caído una desgracia bien mala. ¡Vade retro, Satanás!

Acerca del Autor

Ruben Peralta Rigaud

Rubén Peralta Rigaud nació en Santo Domingo en 1980. Médico de profesión, y escritor de reseñas cinematográficas, fue conductor del programa radial diario “Cineasta Radio” por tres años, colaborador de la Revista Cineasta desde el 2010 y editor/escritor del portal cocalecas.net. Dicto charlas sobre apreciación cinematográfica, jurado en el festival de Cine de Miami. Vive en Miami, Florida.