¿Está mal hacer dinero con el cine? No. ¿Está mal entretener a un público que invierte tiempo y dinero (por decisión propia) en lo que crees tú y ellos es una buena película? No, no está mal, incluso esto tiene un trasfondo histórico.
Cuando iniciaron las presentaciones del cinematógrafo en Francia, fue enfocado para la burocracia ilustradas, con cierto nivel intelectual; mientras que en Estados Unidos las presentaciones se hicieron para inmigrantes pobres, con escasa cultura. En ese momento, en Francia y Europa se empezó a crear un cine con mayores pretensiones artísticas, mientras que en Norteamérica se optó por generar películas fáciles de digerir y a una velocidad vertiginosa, sin importar demasiado que tuviera alcances artísticos. Luego de la fundación de Hollywood, se asienta más la idea del cine industrial y comercial norteamericano, poco dado a la experimentación, pero que le apuesta a la eficacia de las historias y las actuaciones. Obviamente, en ambos tipos de cine hay cosas buenas y malas, y los dos tipos de cine se alimentan el uno del otro. ¿En cuál etapa creen que estamos aún?
El director Alfonso Rodríguez ha dejado claro algo: el está en el negocio del cine para hacer dinero. Lo ha dicho, lo ha repetido, e incluso ha creado su “8avo arte” (sacarle el dinero al cine), con todo su derecho. En esta ocasión, nos trae la historia de 5 mujeres atrapadas en un elevador con inteligencia propia, donde sin conocerse, destapan sus más íntimos secretos.
Debo reconocer que la idea es muy buena. La idea de poner a cinco mujeres con varias personalidades y vivencias distintas en un mismo lugar, es arriesgada. Pero el problema de la película está en la puesta en escena.
“Locas y Atrapadas” carece de guion. Poner al grupo de mujeres a contar sus tristes historias no es cuestión de mérito alguno. Las conversaciones y diálogos parecen ser sacados de algún episodio de telenovela (incluso los nombres de los ricos), con muy buenos toques de humor creados por la personalidad de la cantante Melymel, que sin ser actriz, es lo más disfrutable de la cinta.
Mejor que la dirección de Rodríguez, que parecería inexistente, es el trabajo de fotografía (les juro que busque y busque quien era el DP, pero no pude dar con su nombre. ¡Felicítenlo!) con un manejo adecuado del espacio cerrado y la iluminación.
El efecto negativo derivado de que las masas consumamos películas comerciales (generalmente ligadas a historias predecibles, trilladas, materialistas, promovedoras de estereotipos de belleza, o de ciertos estilos de vida), es que este fenómeno genera un círculo vicioso. Películas que no generen polémica o rupturas de paradigmas, son más digeribles y compradas fácilmente por la mayoría. Nos venden lo fácil porque es lo que consumimos, pero a la vez lo consumimos porque es a lo que estamos acostumbrados.
“Locas y Atrapadas” no es más que otro resultado comercial, con tal vez más que explotar, pero es “más fácil agarrar los mangos bajitos que escalar y arriesgarse a llegar a la cumbre”.