Lo innegable del cine de George Clooney es lo político que es. Cloonney se las arregla de 
alguna forma, para que en sus películas (a excepción de su primera “Confessions of a Dangerous Mind) exista el bando político claro. En “The Monuments Mens” exhibe su trabajo más flojo y confuso, no solo políticamente hablando.
“The Monuments Men” es la supuesta historia real de un grupo de soldados que deciden hacerle frente al decadente ejército alemán y rescatar todas las obras de arte que estos habían robado para beneficio propio o para destruir por puro placer. Con una tan interesante historia, Clooney se enfoca en lo más banal y flojo de la trama: las vidas privadas de los soldados en cuestión.
Pero amigo Clooney, ¿que me importa que la esposa de Richard Campbell (Bill Murray) le haya mandado un LP con una canción y las voces de sus hijos?, o ¿porque habría de importarme todo el dramón que ocurre en la vida de Claire Simone (Cate Blanchett) o el viaje que hace James Granger (Matt Damon) por medio Europa? Eso no es importante cuando tienes una trama tan interesante como la que llego a tus manos (sé que nunca leerá esto, lo hago por puro desahogo).
No es una mala producción, pues cuando tienes semejante elenco y un actor/director como Clooney el presupuesto aparece, y tal vez aquí radicó el error. No era que esperaba una película de aventuras o de acción, pero esta película navega en tantas aguas que no se sabes donde terminara, hasta que te das cuenta de lo predecible que fue desde el inicio y sales muy decepcionado de la sala.
Tal vez el punto más alto de película es en los renglones técnicos. Una muy buena edición de Stephen Mirrione, la fotografía de Phedon Papamichael (nominado para el Oscar 2014 por “Nebraska”) y la música de Alexander Desplat, aunque pareciere que es el mismísimo John Williams que escuchamos.
“The Monuments Mens” es la película más floja de Clooney (Si, peor que “Leatherheads”). Es una película mediocre que ni logra su propósito, hacer sentir al americano orgulloso de que aparte de salvar al mundo, salvo el arte(a menos eso nos han hecho creer las películas)
