Una de las principales virtudes del maestro Scorsese es la distinción con la que es capaz de capturar sus personajes en un tiempo y lugar concreto. La mayor parte de sus películas transitan la bulliciosa e inquieta ciudad de Nueva York, y sin embargo, cada una de ellas todavía se siente como si el mundo que sus personajes habitan en cada película fuera totalmente diferente.
Es un logro absoluto de su carrera, esa inconfundible capacidad que ha tenido siempre para capturar las luces intermitentes que iluminan a los personajes más coloridos y brillantes. Es lo que nos confirma este arrebatador homenaje que House of Nod le brinda, tanto al emblemático director, como a la carismática ciudad que tanto ama y habita. New York, New York.